Antes de empezar a hablar de De Juana Chaos es conveniente aclarar ciertos puntos, para evitar que el lector se despiste y centre su atención y juicio en cuestiones que no son las que se tratan, y para evitar que éstos estén condicionados por prejuicios que es muy fácil formarse en un tema que golpea tanto la sensibilidad.
En primer lugar, mi artículo no está motivado por la persona individual llamada Iñaki De Juana; su situación, que ha sido objeto de acalorados debates en la prensa a nivel internacional, no me interesa demasiado EN CUANTO A SU PERSONA, como individuo. Desde luego que yo sufro también por el dolor de los individuos, pero siempre he intentado sustraerme a la tendencia –nada casual, por supuesto- que imponen los medios de comunicación de presentar algo particular como ejemplo de un problema mayor, provocando que la atención se circunscriba tan sólo a ese caso particular presentado. Un ejemplo muy ilustrativo es la práctica del apadrinamiento de niños, que contenta las conciencias del mundo desarrollado singularizando los elementos que componen el drama, dándoles un nombre y un rostro; y priva a estas conciencias de llegar a la raíz del problema.
En definitiva, mi artículo no trata de De Juana Chaos, sino de la violación sistemática de la Libertad de Expresión que se practica en España y de cómo se ha desvirtuado el valor de la Ley en el desarrollo del caso que nos ocupa.
La otra consideración la hago para adelantarme a los previsibles juicios equivocados que los lectores puedan hacer sobre mi postura ante la persona de De Juana. Para que nadie se confunda, estos son:
Simpatizo con la causa independentista vasca, como simpatizo con cualquier causa independentista allá donde se dé, en tanto que la descentralización del poder supone una mayor libertad de los individuos y una mayor capacidad de decidir su destino; y desapruebo de ella que no se orienta hacia esa libertad sino más bien a instaurar otro Estado que aunque más pequeño sería más omnipresente. En cuanto al uso de la violencia contemplado en los métodos para alcanzar su objetivo, lo condeno enérgicamente, como ya he declarado en el artículo que abrió estos mis “escritos corsarios” exponiendo mis principios.
Aclarados estos puntos, comienzo.
VIOLACIONES DE LOS DERECHOS HUMANOS EN ESPAÑA (II)
IÑAKI DE JUANA CHAOS, PRESO DE CONCIENCIA
En los últimos días, a raíz de las noticias que ha ido ofreciendo el caso del ex – terrorista etarra Iñaki De Juana Chaos (su huelga de hambre, la entrevista en el hospital publicada por el diario inglés “The Times”, la posible y efectiva rebaja en su condena por amenazas), hemos asistido a la publicación en medios de prensa a una marea de declaraciones y expresiones bastante acaloradas de opiniones, casi todas en una dirección, que se pueden resumir con esta frase: “De Juana es un brutal asesino y debe permanecer en la cárcel”, con eventuales añadidos que señalan el carácter incontrito del personaje y la muy singular cuenta que nos dice que no ha cumplido ni un año de condena por víctima causada como agravantes de una posible excarcelación. De este hecho se desprenden dos temas de discusión: uno concierne al Derecho, a los modos de entender la parte punitiva de
El resto de opiniones vertidas que no seguían esta inmensa mayoría optaban por desentenderse de la cuestión e instaban a respetar las instituciones de la Justicia española, pero también éstas pasaban por alto dos hechos de capital importancia para todos los ciudadanos españoles, pues demuestran de modo muy claro el derrumbe de los valores democráticos en España, cosa que hoy ha golpeado a Iñaki De Juana pero otro día podría golpear a cualquier ciudadano. El primero de estos hechos es que el ciudadano De Juana ha visto brutalmente violado su derecho fundamental, reconocido por la ONU en la carta de Derechos Humanos (ART. 19), a la Libertad de Expresión al ser encarcelado por publicar dos textos de opinión. Y el segundo es que en este proceso hemos visto al aparato judicial español actuar no buscando hacer justicia, sino intentando satisfacer la mezquina sed de venganza de la sociedad española y siendo esclavo del poder político, saltándose para ello cualquier ley y derecho del ciudadano; de modo que el proceso ha desvirtuado por completo la Justicia, ha hecho desaparecer de un plumazo la separación de poderes y en definitiva ha demostrado que la Justicia no es independiente e imparcial sino que es instrumento y mano ejecutora de ciertos grupos.
Conviene tener en cuenta que la intención de mantener a De Juana en la cárcel a cualquier precio no fue en ningún momento ocultada por el Gobierno ni por
El lector que haya logrado hacer un análisis desapasionado de los textos reconocerá en “El Escudo” una llamada a la constancia a los militantes de la izquierda abertzale, y nada más. Ni el mismo tribunal que condenó a De Juana consideró esto “apología del terrorismo”, porque en ningún momento llama a
“Gallizo” es un artículo de mucha más calidad: mejor estructurado, sin el carácter inconexo del anterior ni caídas en lo grosero. El tema es la nueva política penitenciaria del gobierno del PSOE, que De Juana critica negativamente acusándola de recuperar para cargos importantes a antiguos supuestos torturadores, de los cuales hace un repaso narrando sus recuerdos y encuentros con estos personajes. En este artículo es imposible encontrar ni con malos ojos una expresión mínimamente ambigua que pueda albergar una amenaza velada. La frase citada con frecuencia, de nuevo la que cierra el artículo, “Y entonces, incluso yo sería capaz de imaginarme a
Hemos visto, a través del análisis detallado y objetivo de los textos originales de De Juana, hasta qué punto la Justicia ha engañado al pueblo y ha traicionado sus propios principios, hasta qué punto se ha rebajado. El asunto es de extrema gravedad, como apunté al inicio: la Justicia está instrumentalizada, no es imparcial, no es justa. No debemos sentirnos tentados de pensar que la Justicia sólo será Injusticia con los terroristas: si usted alza la voz para denunciar otras injusticias, tal vez acabe víctima de una, porque hemos visto que la Injusticia no se detiene ante nada, se ha revelado como un monstruo. Remito al lector a la primera entrega de esta reseña, en la que hablo de