jueves, 30 de agosto de 2007

MÁS NOTICIAS

Saludos, amigo lector,

Una vez más me veo impotente para otra cosa que no sea lanzar estas “bengalas” que espero den cuenta de que estoy vivo y coleando. Agradezco muchísimo la constancia de algunos lectores que entran casi a diario a ver si he regresado a la actividad (en particular la de los lectores que se conectan desde República Dominicana es admirable, gracias), y sobre eso tengo noticias, como siempre una buena y otra mala: la mala es que como se ha comprobado no he podido volver a la actividad tan pronto como ingenuamente esperaba, el lío de mi cambio de residencia -mi regreso a España- se ha complicado y ha engarzado con otro compromiso –en el que ahora me encuentro- que ya sabía yo que me habría de apartar también de la actividad crítica en este blog.

Como no me gusta me gusta andarme con secretos sobre mi persona, y tampoco airear mi intimidad, diré simplemente que afronto en la primera mitad de septiembre una convocatoria de exámenes muy complicada en la Universidad. La noticia buena es que, cuando esto haya pasado, no vislumbro ningún otro compromiso que pudiera apartarme de la escritura. Con lo cual, espero hacia mediados de septiembre retomar la publicación periódica de mis críticas, creo poder asegurar que publicaré algo en esos días.

Por si acaso, para evitar trabajos a los lectores, he incluido dos hermosos botones de suscripción, uno para suscripción tipo “canal de noticias” y otro para recibir los artículos por email nada más los publique.

Con la promesa de aparecer en vuestro buzón de correo en las fechas indicadas, y agradeciendo vuestra constancia me despido,

X.V.

sábado, 28 de julio de 2007

NOTICIAS DE LOS ESCRITOS CORSARIOS

Saludos queridos lectores,
Una vez más tengo que disculparme por un silencio prolongado. Retrasé esta comunicación porque pensaba poder publicar inmediatamente, pero a día de hoy todavía no veo el final de la situación en la que vivo y que me impide dedicarme a escribir. Se trata de una mudanza, de lugar y en consecuencia también de vida en cierto sentido. El necesario tiempo de adaptación a lo nuevo -que no es tal, pues simplemente he vuelto a casa- se ha prolongado más de lo esperado y aún lo hará por unos días. Pero espero en el lapso de una semana poder publicar de nuevo.

Los lectores podrán imaginarse cuánto me fastidia no haber podido escribir sobre el secuestro de la revista "El Jueves"...

Con afecto y agradecimiento os pido que sigáis atentos y espero estar de vuelta muy pronto,
Xurxo Ventos

lunes, 2 de julio de 2007

LA DESAPARICIÓN DE LA DEMOCRACIA EN ESPAÑA (II) RAZONES_SECTORES DE OPINIÓN EN LA SOCIEDAD

En la primera parte de esta serie de artículos intenté sentar las bases teóricas que permitan al lector tener clara la situación generada por la vigencia de la Ley Orgánica de Partidos a propósito de las elecciones del 27 de Mayo. Lo hice desde la generalidad, exponiendo ideas básicas de teoría del Derecho y del concepto de Democracia, que he tomado de mi intuición en algunos momentos y en otros del superficial conocimiento del Derecho que un lego como yo pueda tener de la materia. Antes de continuar invito al lector interesado en conocer la verdad sobre este asunto a leer la opinión de los expertos, que han dicho lo mismo que yo pero mucho mejor dicho y con más fundamento. Me refiero a los artículos publicados en “El País” por Javier Pérez Royo, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla, “Liquidación electoral de una minoría” (sobre el problema en general) y su continuación “Las cosas en su sitio” (en el que responde a Fernando Savater, explicando más profunamente la incostitucionalidad de la Ley de Partidos). También el artículo de Andrés Boix Palop, publicado en su blog, más extenso y exhaustivo, nos aclarará las estratagemas en virtud de las que la Ley de Partidos pudo superar un recurso de inconstitucionalidad y aplicarse.

De lo afirmado en esta necesaria puesta en claro de la situación a nivel jurídico conviene tener en cuenta que se trata de una situación de iure, quiero decir que no admite la discusión de si la Ley de Partidos es Constitucional o no, o si la Democracia es esto o lo otro. Conviene tener muy claro que la Constitución es la que es y está escrita y publicada hace muchos años, lo mismo que la Democracia es la que es y sus valores han sido formulados hace aún más años. Ni una ni otra admiten interpretación de ninguna clase, por las razones que expliqué en la primera entrega de esta serie de artículos. Aquellos que plantean este tipo de discusiones lo que hacen, en primer lugar, es despreciar la Democracia y la Constitución, y en segundo lugar intentar violentar estas instituciones y los derechos que garantizan. Esta segunda parte recoge mi personal análisis de por qué hemos llegado a la situación en la que de facto se ha discutido y se han violentado tanto la Constitución como la idea misma de Democracia, tanto por parte de una parte importantísima de la sociedad civil como por parte de las instituciones de Justicia y de Gobierno. Advierto al lector que, dada la extensión, he decidido dividir esta exposición en dos capítulos y conviertir la serie en un tríptico.

LA DESAPARICIÓN DE LA DEMOCRACIA EN ESPAÑA (II) RAZONES_SECTORES DE OPINIÓN EN LA SOCIEDAD

Para analizar las razones que nos han llevado a la situación descrita en la primera parte de este artículo me parece adecuado comenzar por un análisis del espectro de opinión de la sociedad española respecto a la Ley de Partidos y la licitud o no de los partidos abertzales. Lo haremos de derecha a izquierda. Reconocemos tres grandes sectores de opinión:

Existe un amplio sector de la sociedad que como razón para negar el derecho al sufragio pasivo y activo[i] a la izquierda abertzale asume como una verdad incuestionable que ésta es ETA, identificando ambas entidades a nivel conceptual y de responsabilidades jurídicas, importándole muy poco el hecho de que pese a los repetidos y concienzudos intentos por parte del Estado Español de demostrar jurídicamente esta identidad, a fin de acallar la voz de la izquierda abertzale en las instituciones, encontrando delitos de colaboración o de cualquier otro tipo que vinculase los partidos que la representan con la banda terrorista, todos hayan terminado en sonoro fracaso[ii]. Estas personas asumen un concepto del Derecho en el cual no son necesarios ni pruebas ni procesos judiciales (pues de hecho siguen defendiendo a capa y espada este vínculo pese a la ausencia de pruebas con valor jurídico): basta el convencimiento personal -en base a evidencias subjetivas sin valor jurídico- de quien está al mando o de la mayoría. El lector se habrá dado cuenta de que esto significa el no reconocimiento del habeas corpus o derecho a la presunción de inocencia, derecho constitucional en cualquier democracia y derecho humano fundamental. Este concepto de Derecho es conocido y ha sido aplicado en la Historia: es el Derecho propio de las dictaduras fascistas. Siendo así, no decimos mentira si afirmamos que las personas pertenecientes a este sector representan la España de extrema derecha. Con las debidas precauciones añado que, aunque toda generalización es odiosa, parece que este sector de la sociedad simpatiza mayoritariamente con el PP. Al menos es cierto y verificable en la prensa que los líderes de este partido en sus declaraciones demuestran encarnar este posicionamiento, la identificación políticos abertzales-ETA. Este partido ya en otras muchas ocasiones y respecto a otros debates ha adoptado posiciones claramente de extrema derecha (“¡que se pudran en la cárcel!”, dijo Aznar mostrando poca convicción en aceptar la teoría penal de reinserción del preso que sanciona nuestra Constitución). Ello no obsta para que reconozcamos que muchos simpatizantes del PSOE se sitúan también en esta línea, y por tanto también pertenecen a la extrema derecha española (es importante comprender que la caracterización política de un individuo no la define su simpatía por un partido u otro, sino sus posicionamientos).

Desplazándonos hacia el centro, pero deteniéndonos en la derecha, nos hallamos ante el siguiente gran grupo de opinión. Éste contrasta con el anterior en el hecho de que reconoce el derecho a la presunción de inocencia a la izquierda abertzale, al menos jurídicamente, aunque en el ámbito de la opinión muchas personas situadas en este sector estén convencidas de la identidad de esa minoría con ETA. Este grupo de opinión aduce como razón para negar la licitud de la participación democrática de los abertzales que éstos combaten la Democracia y pretenden destruirla, pues no comparten sus valores como demuestra el hecho de que no condenan la violencia etarra. Aparte de que presentar la actitud de esos partidos frente a los atentados como prueba de que éstos combaten la Democracia es una falsedad[iii], la razón en la que sustentan su posicionamiento se basa en un desconocimiento de las bases constitutivas del Estado Español y de los valores de la Democracia. En cuanto a esto último ya hemos hablado de ello en el apartado anterior cuando dijimos que Democracia es, ante todo, respeto de la voluntad popular sea cual sea ésta. En cuanto a la Democracia española, a la constitución del Estado Español, éste permite en su Carta Magna la disolución del sistema democrático por vías democráticas (a través de un alto consenso social, del acuerdo en el Parlamento por parte de los representantes del pueblo), es decir, no prevé ningún mecanismo de perpetuación del sistema democrático más allá del que el pueblo desee que tenga: esto es, el Estado Español está constituido como una verdadera Democracia de acuerdo con el clásico concepto de este sistema de gobierno. Cosa más que normal, porque, que me conste, tan sólo el Estado Alemán está constituido de modo que no permite ciertas derivaciones de la voluntad popular, a causa de traumáticas experiencias históricas que todos conocemos, que llevaron a la Asamblea Constituyente del nuevo Estado Alemán posbélico a limitar en la nueva constitución la voluntad popular.

He dicho que aducir esta razón sólo es posible desde un desconocimiento de las bases constitutivas del Estado Español o de la Democracia. Desconocimiento, o premeditada omisión. Me cuesta creer que profesionales de la política y la magistratura puedan desconocer algo tan importante para el desempeño de sus funciones. También que personas con un cierto nivel cultural no lleguen siquiera intuitivamente a la certeza de lo que es España y lo que permite su democracia. Hablaremos en la última entrega de este análisis de las verdaderas razones de estos sectores sociales para adoptar sus posicionamientos.

De nuevo vamos a generalizar, pero el análisis nos obliga a pronunciarnos, teniendo siempre en cuenta lo aproximativo del pronunciamiento. Siendo esta postura moderada con respecto a la anterior, cabe asociarla al PSOE y a sus simpatizantes, y al resto de la derecha española: CiU, PNV, etc. Los posicionamientos públicos de los líderes de estos partidos, muy parecidos a los descritos, parecen avalar nuestra propuesta de asociación de este sector a algún partido.

Estos dos sectores de la sociedad, que se parecen entre sí y comparten la aceptación de las actuaciones del Estado dirigidas a privar a la izquierda abertzale del derecho de sufragio; abarcan, según una estimación muy personal, al menos tres cuartos de la sociedad española. Este es un dato importante porque sólo existiendo un amplio consenso social es posible que se produzcan violaciones tan flagrantes del orden constitucional sin grandes disturbios sociales. En la última parte de este análisis propondremos una explicación sociológica al hecho de que se haya llegado a este desatino.

Por último nos encontramos en un lugar opuesto al sector de la sociedad que se opone a la conculcación del derecho de sufragio de la minoría abertzale. En éstos están por un lado los propios perjudicados y otros ciudadanos vascos (que viven el conflicto desde dentro) que conocen la realidad vasca y por ello son inmunes a los mitos construidos por la prensa sobre ella, y que naturalmente simpatizan con el independentismo y la izquierda sin llegar a abrazar la causa abertzale. Por otro lado están los ciudadanos del resto de España que, aún no conociendo la situación vasca desde dentro, han sido capaces (por cultura, por firmeza de valores) de abstraerse de la influencia de la prensa en las conciencias y mantener intactos sus valores democráticos y su conocimiento exacto de los derechos reconocidos en la Constitución, y a la vez ser capaces de no dejarse llevar por la repugnancia que inspira la violencia etarra y distinguir entre lo que es la militancia política y el ejercicio de la criminalidad terrorista.

Para ser simétricos haré también una asociación entre este grupo y alguna formación política, aunque sea este caso más problemático que los anteriores. Sí creo poder asegurar que no es posible que alguien que simpatice con el PP pueda a la vez compartir los valores democráticos descritos pues esta formación se ha siempre opuesto firmemente a estos valores. Cabe que algún viejo simpatizante del PSOE, nostálgico de cuando éste era verdaderamente socialista, esté aquí incluido, y lógicamente muy desilusionado con su partido. También personas tolerantes y de fuerte convicción democrática pero con poca cultura que hayan caído en la trampa del bipartidismo, y queriendo votar a quien represente sus valores crean tener tan sólo al PSOE. Pero el grupo más nutrido se encuentra entre los simpatizantes de IU, el único partido que junto al PNV se opuso a la Ley de Partidos en su fase de discusión y aprobación, aunque luego, viendo el terrible punto en el que se encontraba la sociedad española en cuanto a sensibilidad hacia el conflicto vasco, decidieron inhibirse para evitar una caída de sus apoyos electorales.

Este es mi análisis del espectro de sensibilidades de los ciudadanos al respecto de la conculcación del derecho de sufragio de la minoría abertzale. Detengámonos aquí, en la tercera y última parte propondré una explicación de la “psicología social” de cada uno de los grupos aquí señalados, así como un análisis de la actuación del Gobierno y la oposición en el caso, intentando llegar a una teoría que explique cómo ha sido posible que una parte tan grande de la sociedad olvide los altos valores de la Democracia, conquistados con tanto sudor y sangre; así como las verdaderas razones de los partidos mayoritarios para empecinarse en eliminar esta insignificante minoría de las instituciones, aún a costa de violentar los mismos valores que cimientan el Estado Español.



[i] Sufragio pasivo es “ser votado”, es decir representar en un proceso electoral a otros ciudadanos. Sufragio activo es emitir un voto en un proceso electoral.

[ii] El más sonado y que supuso el fin de esa línea de actuación, para sustituirla por la ilegalización en virtud de criterios inconstitucionales como la “no condena de la violencia”, fue la encarcelación en 1997 de los 23 miembros de la Mesa Nacional de HB en virtud de una condena a 7 años de cárcel por colaboración con banda armada, a causa de su cesión de espacios electorales gratuitos para la difusión de un video un comunicado de ETA. Dos años más tarde de emitida la condena por el Tribunal Superior de Justicia, el Constitucional aceptó un recurso de amparo de HB y ordenó su inmediata excarcelación al considerar que el delito no existía. Los representantes abertzales pasaron casi dos años en prisión por un delito inexistente. Jon Idígoras fue liberado antes por razones humanitarias y murió poco después tras el agravamiento en prisión de su estado de salud. Pulse aquí para ver la noticia del encarcelamiento, aquí para ver la de la excarcelación.

[iii] Una observación desapasionada de la actitud de estos partidos revela que su no condena a la violencia no equivale a un ensalzamiento de la misma, sino a reconocer a ésta el carácter de “respuesta legítima a otra violencia”, en un intento de llamar la atención sobre la parte de responsabilidad del Estado Español en el conflicto. Luego no se trata de una declaración de principios “violentos” sino de un gesto político.

martes, 26 de junio de 2007

APOLOGÍA DEL CACHETE Y OTROS ERRORES EN LA EDUCACIÓN INFANTIL

Se ha suscitado un interesante debate en el foro de “elpais.com” de una noticia sobre la educación infantil y los métodos moderadamente violentos que se deben o no usar en ella. Creo poder aportar algo interesante.

La totalidad de los comentaristas, como es lógico y loable, descartan la legitimidad de la violencia “dura” en la educación de los hijos, con algunas diferencias en cuanto a dónde situar el listón del nivel máximo de violencia permisible, en cualquier caso nadie acepta que el niño pueda sufrir daños. Los lectores se dividen entre los que aceptan un uso de la violencia “blanda”, en diferentes grados (bofetadas, azotes, cachetes), y los que rechazan el uso de cualquier forma de violencia. Los primeros argumentan que no hay otro modo de hacer razonar a un niño o ejemplifican la bondad de su opción afirmando que ellos mismos y otros que han sido educados con violencia son mejores personas que los muchachos de hoy en día, producto de métodos educativos más “progresistas” que descartan el uso de la violencia. De las argumentaciones de los segundos, cuando existen, he podido comprobar que son tan endebles como el recurso al dogma “la violencia sólo engendra violencia” y sus variantes.

Yo me alíneo firmemente con los que rechazan la violencia en la educación (como en todo, pero con más razón aquí), y creo poder argumentar mejor esta postura.

En primer lugar, desarmemos la apología del cachete. Se dice que un cachete a tiempo no daña y enseña lo que no se debe hacer. Puede ser, pero, ¿cuál es el mecanismo psicológico que opera en la mente del niño? Es el mecanismo de la violencia, de la imposición de una voluntad a otra, de la irracionalidad. El creer que este método de aprendizaje, repetido a lo largo de la formación de un individuo, no deje en la personalidad el residuo –tal vez inconsciente, pero tan poderoso- de que en la vida hay momentos en que es necesaria la imposición por la violencia y que hay personas con las que no se puede ni se debe razonar, es una ingenuidad. Por lo tanto, el cachete, en cuanto gesto violento, sí daña, y mucho más que el hecho físico de un moratón o un labio partido: daña la personalidad y prepara al individuo para una vida condescendiente con la violencia. Cabe preguntarse si una sociedad cuyos niños fuesen educados en un rechazo total de la violencia (empezando por el ejemplo dado por unos métodos que prescinden de ella) votaría o toleraría un gobierno que colabora con invasiones genocidas, el gasto de millones en equipamiento militar y misiles tomahawk, o incluso no daría ese gran paso que tarde o temprano dará la humanidad y se plantearía la necesidad de desmantelar el Ejército. Para terminar con el cachete, hemos dicho que tal vez enseñe lo que no se debe hacer, pero ¿basado en qué razones aprehende el niño lo que no se debe hacer? En ningunas. El niño desconoce por qué no debe hacer aquello a causa de lo cual ha experimentado dolor. Se acostumbra a la racionalidad. Se acerca a los animales. El hombre debe tender hacia el desarrollo de la razón, no al contrario.

Hasta aquí la parte teórica de la cuestión. Pero con esto no convenceremos a los partidarios del cachete, porque precisamente su argumento de más peso es la falta de alternativa al cachete en el plano práctico: ¿cómo explicar a un niño empeñado en meter los dedos en el enchufe que no debe hacerlo? En efecto, es difícil. Pero no imposible.

Aquí es necesario hacer un inciso para hablar de los padres. Hemos dicho que el hombre tiene el deber de avanzar, avanzar hacia la razón, hacia la erradicación de la violencia. Esto no es tarea sencilla: si lo fuese el mundo sería muy diferente de cómo lo conocemos. Ser padre o madre, educar a un niño, es cosa difícil que requiere mucho tiempo y mucho esfuerzo. No se trata de trabajar mucho para ganar mucho dinero para que nuestro niño vista Chicco y nade en toneladas de juguetes: sin todo esto el niño crecerá fuerte y sano igualmente, incluso sin una alimentación adecuada crecerá, menos y menos sano pero crecerá. El esfuerzo que se le exige al que elige ser padre o madre es más de dedicación educativa que material. Para educar a un niño correctamente sin tener que recurrir a la violencia hace falta ante todo la voluntad de hacerlo, luego verdadero amor, e invertir mucho tiempo y esfuerzo en relación directa con el niño. Aquí es donde aparece el cachete como panacea del educador poco dispuesto a invertir en su niño: un cachete y nos hemos ahorrado explicaciones y quebraderos de cabeza. Sin embargo, el padre ha dado un pequeñísimo paso atrás en el proceso civilizador de la humanidad.

La alternativa es mucho más trabajosa. Se trata de convencer a un niño, que no cuenta con los rudimentos del pensamiento lógico, que tiene una mente más cercana a un animal irracional (más inmadura en el proceso razonador) que la de un adulto. Esto puede resultar, sin duda, exasperante, pero es un deber primordial de los padres. No voy a proponer métodos para regular el comportamiento de los niños, pues este artículo se alargaría hasta hacerse pesado; el lector podrá encontrarlos en manuales de pedagogía. Lo que es cierto es que existe el modo, y está ampliamente descrito en la abundante bibliografía sobre educación infantil, de hacer que el niño no meta los dedos en el enchufe sin necesidad de ejercer violencia contra él (y esto incluye el castigo sin violencia física).

Esto en cuanto se refiere a la violencia. Me abstengo, para evitar alargar este artículo, de comentar otros graves errores en la educación que se usa en los padres desde hace más de una década, como es la infravaloración del papel des-educativo de las consolas de videojuegos o la tele, también como panacea que libra al educador de asumir responsabilidades y acometer esfuerzos. Y ésta es el verdadero problema, los padres deben tomar conciencia de sus responsabilidades.

En este blog he apuntado muchas veces a la necesidad de que los ciudadanos comprendan la necesidad de asumir todos ciertos compromisos con el Mundo. Así, en mayúsculas, y este “Mundo” viene a sustituir al Estado en la retórica de los pensadores ilustrados, en un mundo en el que las naciones o estados ya no existen más que como conceptos usados por el Poder para suscitar ciertas pulsiones en los ciudadanos. El primero de estos compromisos es la educación de las generaciones venideras: es la única via por la cual podremos vencer nuestras propias limitaciones: nuestra falta de cultura y de valores, nuestros prejuicios ante lo nuevo, nuestro natural conservadurismo. Podemos inculcar en un nuevo ser humano, cuya personalidad está formándose, aquellos valores que nosotros no podemos aceptar o practicar por la naturaleza de la psique humana, aunque los reconozcamos intelectualmente como necesarios .

Sabemos que la violencia es uno de los mayores males del mundo. Nosotros hemos sido educados con ella, hemos vivido con ella y no tenemos los recursos para combatirla, pues está dentro de nosotros. Eduquemos a nuestros hijos sin violencia, inculquemos en ellos la total repugnancia de esta falla del ser humano, con la esperanza de avanzar hacia un mundo venidero donde no haya que imponer nada, ni agredir a nadie, ni invadir, ni bombardear, ni fusilar.

jueves, 21 de junio de 2007

LA DOBLE CARA DEL DIARIO "EL PAÍS"

Saludos lector de “elpais.com”,

Esta breve nota la publico sólo para que el lector pueda de algún modo llegar a conocer mi opinión, absolutamente respetuosa y ajustada a la legalidad, que el diario “El País” trata de silenciar sistemáticamete, hoy como otros días en el pasado (lea estas notas parecidas a la de hoy que publiqué en el pasado: 1, 2, 3).

El comentario censurado, a la noticia titulada "Altos cargos venezolanos insultan a Garzón":

“Ningún venezolano por ser tal tiene ninguna autoridad especial que no tenga un español para opinar. Es más, tal vez tenga más, pues fuera de un país la prensa suele ser más libre de opinar sobre éste, y por tanto sus ciudadanos están mejor informados. Por otra parte, sospecho que los lectores venezolanos de este periódico, que orquesta una feroz campaña contra Chávez desde hace meses con un artículo difamatorio diario, son todos opositores pertenecientes a la alta burguesía a la que Chávez le ha quitado parte de su poder: lógico que escriban los comentarios que escriben. Afortunadamente, tenemos medios libres en internet que cuentan la verdad al que quiera saberla.”

Invito al lector a tomar nota de la actitud de este diario, que por un lado carga ferozmente contra quien a su juicio viola la libertad de expresión y por otro lado filtra concienzudamente los comentarios que se publican en su foro, que presenta como triunfo del pluralismo cuando en realidad es un escaparate montado a su antojo para mostrar la “opinión de los lectores” que ellos quieren que pase como la general.

Xurxo Ventos

martes, 12 de junio de 2007

LA DESAPARICIÓN DE LA DEMOCRACIA EN ESPAÑA (I) SITUACIÓN

Saludos queridos lectores,

retomo la actividad tras este período de un mes dedicado a lo personal, en el que he sufrido mordiéndome la lengua para no hablaros de algunas noticias que se han producido durante mi “cuarentena”, a saber: la confirmación de la desaparición de las garantías democráticas en España y el giro radical que ha tomado la infame campaña mediática del mundo occidental en contra de Hugo Chávez a raíz de la no renovación de la licencia de uso del espectro radiofónico del canal de televisión RCTV.

Me ocuparé hoy de la primera de las cuestiones, por estar en un nivel de importancia cualitativamente muy superior: estamos tratando de la desaparición de la Democracia en un país europeo, supuestamente civilizado; y con el agravante de que desde el poder esta desaparición trata (con éxito) de hacerse pasar por triunfo de la Democracia. Mi intento será explicar a los españolitos de a pie (y demás lectores interesados en la situación española) que conservan intactos sus derechos que ello no significa que España sea una Democracia, puesto que la Democracia es una sistema que debe alcanzar a todos los ciudadanos de la comunidad que se dice democrática, y no sólo a la mayoría. Dada la extensión del artículo, lo he dividido en dos partes, en la primera describo la situación actual y en la segunda ofrezco las que a mi modo de ver son las causas de esta grave involución del nivel de civilización que ha supuesto la suspensión de los derechos democráticos de la minoría abertzale.

Antes de comenzar es necesario que haga una aclaración, y que sea necesario es ya bastante triste; pero la experiencia me ha demostrado que es así, y también que pese a que haga esta aclaración mucha gente no la tendrá en cuenta: simplemente no les interesa escuchar. En fin, de todos modos mi actividad no se dirige hacia esos lectores, no porque yo no quiera esforzarme en hablarles –sería para mí el mayor éxito lograr comunicarme con ellos-, sino porque ellos no buscan con la lectura de opiniones aumentar su perspectiva sino una especie de katarsis invertida, en la que en vez de purificar sus pasiones las vean avivadas. De todos modos, ahí va la aclaración:

En cualquiera de mis artículos en los que haya hablado del conflicto vasco en sus diversas manifestaciones (hasta ahora, el “caso De Juana” y sobre la Ley de Partidos en alguna respuesta a comentarios) no ha sido mi intención posicionarme al respecto del conflicto en general o del caso particular que me ocupase, ni solidarizarme con grupos o individuos, ni justificar nada que viniese del ambiente radical vasco; salvo en notas explícitas en las que he señalado cierto posicionamiento a modo aclaratorio para evitar equívocos. La intención de mis artículos relacionados con el tema vasco ha sido señalar casos muy concretos en los que he reconocido actuaciones anómalas de la Justicia o del Estado, que entraban en abierta contradicción con los principios declarados de ambas instituciones. El papel de los agentes del conflicto vasco en estos casos los he considerado como “x”, una variable que podría en otro momento tener otro valor (muy probablemente se trataría de grupos en el punto de mira del Poder, naturalmente, minorías que como tales tienen poca fuerza en la sociedad y por ello es posible pisotear sus derechos sin que se tambalee la sociedad entera), de modo completamente desapasionado. Y ello porque mi interés no era el valor que tomase esta “x”, sino el Estado y la Justicia españoles, intentar mostrar las contradicciones que encontraba en su actuar e intentar ofrecer una explicación a la causa de estas contradicciones, y en su caso quién o qué grupos están detrás del funcionamiento anómalo de Estado y Justicia.

Pese a que esta aclaración la había ya hecho antes de abordar esos temas conflictivos, fui acusado por varios lectores de simpatizar con posturas violentas o con ciertos individuos o partidos, de anti-demócrata, y de muchas cosas de las que sólo se me puede acusar si no se es capaz de hacer el ejercicio de abstracción que requiere la comprensión de mis artículos. Este esfuerzo vuelvo a solicitarlo al lector para la comprensión del artículo de hoy. En él mencionaré agrupaciones de electores (AS), partidos (ASB, ANV), a De Juana y a la izquierda abertzale, pero lo que diga que tenga relación con estos grupos e individuos no quiere decir en absoluto que yo simpatice con ellos o que me solidarice con su causa, eso es otra cuestión: ni niego ni afirmo simpatías, simplemente mi artículo no se ocupa de eso. Se ocupa de España, del Estado de Derecho, de la Constitución Española, de los Derechos Humanos y de la Justicia en España. Y esto es así en consonancia con el resto de mi actividad: yo no me ocupo de casos particulares, no soy defensor de nadie. Mi preocupación son las dinámicas globales, las corrientes de pensamiento a nivel social, y me preocupan porque afectan a un gran número de personas: me parece más importante comentar un gesto político cuyas consecuencias vayan a provocar daño a millones de personas que la situación de opresión de grupos minoritarios. No porque sea insensible a su sufrimiento, sino porque 1) tienen prioridad los males de muchos que los de pocos, y 2) creo firmemente que corrigiendo las dinámicas sociales que provocan el sufrimiento de muchos, se verán solucionados también los casos particulares de las minorías, en cuanto éstos son la primera consecuencia de aquellos. Por ejemplo: en este caso, comentaré y señalaré las fallas del Estado de Derecho, usando como ejemplo este caso mediático, y creo que si con mi aportación, entre un mar de aportaciones que hacen falta, llegase a corregirse aquello que denuncio, se solucionarían con ello muchas violaciones de derechos que podrían darse en el futuro o que se están ya dando. Intento recuperar la cultura democrática, tomando como ejemplo un caso de corrupción de la misma con gran impacto mediático, con la intención de resolver el caso que tomo como ejemplo pero más que nada todos aquellos que podrían darse en el futuro.

Otro ejemplo: me interesa más lo que sucede en EE.UU. que lo que está sucediendo en España, pues considero el caso español consecuencia directa de la dinámica social que se extiende irradiada desde EE.UU., me refiero a la crisis de los derechos democráticos, al replanteamiento de esos mismos derechos. Todo ello tiene su origen en políticas de EE.UU., y ello se debe a su papel preponderante en la economía mundial, que conlleva una fuerza para imponer su cultura en todos los aspectos del término (estética, modo de vida, organización social), aunque a lo que me estoy refiriendo aquí es al aspecto del Derecho. En resumen: la desaparición de las garantías democráticas en España es posible y sucede de hecho porque en el centro irradiador de cultura, EE.UU., han desaparecido y desaparecen cada vez más. Por ello me parece más interesante comentar el caso de EE.UU. Si en el pasado y ahora me ocupo de España es porque soy consciente de que es un caso más cercano a mis lectores, que son en su mayoría españoles.

Pido disculpas al lector por la extensa introducción, que creo necesaria, y comienzo pidiéndole un esfuerzo por atenerse en sus consideraciones a mi texto, en el que como he anunciado no hablaré de más que de fallas en el Estado de Derecho.

LA DESAPARICIÓN DE LA DEMOCRACIA EN ESPAÑA (I) SITUACIÓN

Con título tan apocalíptico retomo mi actividad, el lector se sentirá turbado por una afirmación que parece descabellada, de hecho si se le preguntase a cada español si cree que España es una Democracia el 99% respondería que sí. Y sin embargo, no es así, en rigor. Pero para darse cuenta de ello es necesario, por un lado, tener muy claro el concepto de Democracia, que desde los medios se ha tratado de enturbiar para que fuese posible pisotearlo sin que nadie se diese cuenta; y por otra, conocer el alcance preciso de las medidas que Gobierno y Justicia han tomado de cara a eliminar el pensamiento de la izquierda abertzale: a eliminarlo de las instituciones, claro, porque en 200.000 ciudadanos vascos sigue vivo y activo, y para eliminarlo tendrán que tomar medidas que requerirán estrategias de despiste mucho más sofisticadas, tanto que nos parece improbable que sea posible. Nos referimos a la represión y al genocidio. Pero conviene estar alerta, pues también parecía imposible que se conculcara el derecho al sufragio, y sin embargo ha sido posible, gracias al empeño de la práctica totalidad de la clase política y de la prensa a su servicio; ¿quién nos asegura que en un futuro no logren convencer a la sociedad de que es delito también “ser independentista”, opinar de una cierta manera? Ya es delito declarar ciertas cosas, desde la última ampliación del delito de apología del terrorismo, de prohibir declarar a prohibir pensar hay un breve paso.

Es necesario, antes de nada, aclarar ciertos aspectos que han sido enturbiados últimamente. Para discutir sobre Democracia hay que separar lo esencial de lo contingente. Sin esta separación es imposible llegar a ninguna conclusión sobre Democracia o Derecho, y esto porque ambos términos se refieren a conjuntos de normas “esenciales” cuyo objetivo es regular lo “contingente”, pero no al revés. Creo que será mejor empezar enumerando una serie de ideas equivocadas que mucha gente tiene acerca del Derecho y la Democracia.

· La Democracia es un sistema de organización de la sociedad, entre varios que existen de los que ha conocido el hombre en su Historia. No es el único: es uno de ellos.

· La Democracia, como sistema de organización social, contempla dos cosas: una determinada forma de Gobierno (representación parlamentaria elegida por sufragio universal) y la garantía de una serie de derechos fundamentales que se recogen en una Constitución, que han de coincidir en muchos aspectos con los Derechos Humanos, de hecho deben reconocer todos estos derechos. Desde el momento que la Democracia se define por estas características, si alguna de ellas no se cumpliese, no estaríamos hablando de Democracia: se trataría de otra forma de gobierno. Por ejemplo, una nación donde existe el sufragio universal, el derecho a la propiedad, etc. pero en la que falta el derecho a la libertad de culto (por ejemplo), por mucho sufragio universal que haya, por mucho que sus ciudadanos y gobernantes (e incluso los de otros países) se refieran a su modo de organización como una democracia, no se trataría de tal, en tanto que falta uno de los rasgos fundamentales constitutivos de la idea de Democracia. Podríamos aceptar que la prensa se refiera al sistema de gobierno de ese país usando el término Democracia, del mismo modo que aceptamos otras imprecisiones, faltas de propiedad en el lenguaje e innovaciones agramaticales; pero EN RIGOR no podemos decir que tal gobierno sea una Democracia.

· Por consiguiente, que en la vida real, que en la evolución de las sociedades, que en este momento histórico se produzcan una serie de contingencias que algunos consideran que deben provocar un cambio en la idea de Democracia, es algo que pertenece al ámbito de lo contingente, y ello nunca podrá cambiar la esencia de la Democracia. Pese a las tormentas políticas, la Democracia sigue y seguirá siendo lo que es. Podría, sí, suceder que el sistema de organización social que tenemos en España fuese cambiado (cosa que éste sólo permite mediante un consenso social muy elevado), que se eliminasen ciertas características (derechos) de la Democracia en él, y que pese a ello se decidiese seguir llamándolo Democracia. Esto mismo podría suceder en muchos países, y en consecuencia suceder que el concepto que hasta ahora se ha tenido de Democracia se convirtiese en algo del pasado, pues por el uso y la costumbre “Democracia” habría adquirido nuevos rasgos constitutivos. Pero ello en ningún caso borraría el hecho de que existió la Democracia, tal como la ha entendido la Humanidad desde que este sistema de gobierno nació, del mismo modo que aunque ahora por “pluma” entendemos una estilográfica, existe todavía el concepto de “pluma” con la que escribía Cervantes. Por último, considero que usar el mismo nombre para formas de gobierno que presentan rasgos constitutivos totalmente opuestos es lingüísticamente erróneo, y moralmente censurable por engañoso: se estaría usando la cumbre de civilización que supuso la Democracia para autorizar formas de gobierno menos evolucionadas, haciendolas pasar por aquélla.

En cuanto al Derecho,

· Una ley no se hace con la idea de que sea flexible, sino al contrario: se intenta en el momento de redactarla que sea exhaustiva, que agote todos los casos “reales” que puedan presentarse, y que sea lo más precisa, lo menos ambigua posible: todo ello porque el ideal de la Ley es que esté por encima de los individuos, que rija sin que participen las pasiones humanas, a fin de que sea igual para todos.

· Relacionado con lo anterior, el espíritu de la Ley es que tenga entidad a parte de lo contingente por un lado y de lo humano por otro. No quiere esto decir que la Ley deba ser “inhumana” y apartada de aquellos a quien sirve, los hombres. Quiere decir que, una vez promulgada, debe estar a salvo de intereses particulares circunstanciales (en cuanto a “apartada de lo humano”); y que en ningún caso al presentarse una contingencia a la que no pueda hacer frente la Ley pueda ésta ser “adaptada” a la nueva circunstancia. Y todo ello, como hemos dicho, para evitar que la Ley caiga en manos de individuos. ¿Quién o quienes decidirían el modo en que una ley habría de adaptarse? Mucha gente cree, equivocándose (pues de hecho no es así), que el ideal de la Ley es que ésta pueda adaptarse, que sea “humana”, que es un hermoso adjetivo pero engañoso en este caso: una ley “humana”, que se adapta a las circunstancias y a las personas, favorece sólo a quien tiene el poder para dirigir esa adaptación.

· La Constitución, en cuanto que “Ley de leyes”, es precisamente la que menos se debe prestar a interpretación, la que menos ambigua debe ser, y la que menos se debe intentar adaptar en caso de contingencia en la cual resulte inoperante. Lo normal es que nada de esto sea necesario, porque las Constituciones se limitan a enunciar derechos fundamentales, que por ser fundamentales no es posible que presenten ambigüedad: un derecho o se tiene o no se tiene, no se tiene “a veces sí y a veces no”, ni “dependiendo de...”. Cuando a un derecho fundamental se le ponen condiciones o limitaciones en determiados casos, pierde este carácter para convertirse en “derecho opcional”. Como hemos dicho antes, una Democracia para ser tal debe garantizar los Derechos Humanos como derechos fundamentales.

Aclarados estos puntos, podemos comenzar. Empecemos justo desde aquí: en el Estado Español rige una Constitución, donde se reconoce a todos los ciudadanos del Estado en el artículo número 22 el derecho de asociación y en el 23 el derecho a participar en los asuntos públicos (el Gobierno se incluye aquí) directamente o por medio de representantes elegidos libremente por sufragio universal. Ambos son derechos fundamentales reconocidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU, en los artículos 20 y 21 respectivamente. El hecho de que sean derechos fundamentales quiere decir ante todo que en ningún caso se puede privar de ellos a un individuo. También quiere decir que ninguna ley puede matizar ni cancelar este derecho.

En el apartado 4 del artículo 22 se refiere el único caso en que de acuerdo con la Constitución podrían suspenderse el derecho de asociación o las actividades de una de ellas: en caso de “resolución judicial motivada”. Esto se refiere a un proceso penal. Un proceso penal se desencadena contra alguien que ha cometido un delito. Luego: alguien que no haya cometido delito en ningún caso podría verse privado del derecho de asociación. Conviene señalar que el artículo 16 de la Constitución Española (y el 18 de los DD.HH.) garantiza el derecho a la total libertad ideológica. Por lo tanto, ninguna ideología, por inmoral o violenta que sea, es constitutiva de delito.

Esto es la Ley, que como he indicado al inicio debe estar por encima de toda contingencia. Ahora bien, en España tenemos una contingencia que ha afectado a la aplicación de esta Ley: aquello que se llama, de modo un tanto generalizador, “conflicto vasco”. Lo que ha sucedido es que, ante un problema que las leyes no pueden solucionar (el terrorismo de ETA), se han flexibilizado éstas para hacer frente a la contingencia. Dejamos para otra ocasión la discusión sobre si ilegalizar la posibilidad de defensa democrática de las ideas de la izquierda abertzale es algo en beneficio del fin de la violencia de ETA o no, nos interesa ahora destacar el hecho de que había una ley, la Constitución, que reconocía unos derechos, y que esta ley ha sido flexibilizada hasta la pérdida de su carácter de “garantía de derecho fundamental”, para hacer frente a un hecho particular. Esto va, de por sí, en contra de toda la teoría del Derecho. Luego está el hecho de que esta “flexibilización” de la Constitución ha ido más allá de los límites, siendo más ruptura y violación de la Constitución que flexibilización. Y el resultado: que un sector de la ciudadanía ha visto conculcados sus derechos fundamentales, y en consecuencia, España ha dejado de ser una Democracia. El lector me recordará que, aceptando mis argumentos, estos son válidos desde hace varios años, y esta misma situación de privación de derecho al sufragio se ha dado con anterioridad, y tiene razón. Pero me permita que me tome la licencia de lanzar ahora mi protesta como si fuese una situación nueva la que se presenta, pues en las anteriores ocasiones no existía todavía este blog.

Hace semanas, cuando comenzó a comentarse en la prensa el tema de la presencia o no de la izquierda abertzale en las elecciones del 27M, me pregunté aquí y en los foros de elpais.com cómo era posible que ningún jurista hubiese alzado la voz para denunciar la inconstitucionalidad de la Ley Orgánica de Partidos y de todo el proceso persecutorio que se estaba llevando a cabo para impedir que la izquierda abertzale pudiese verse representada en el proceso electoral. Hube de esperar hasta una semana antes de las elecciones para poder leer algo publicado al respecto [1]: el 19 de Junio salió un artículo en “El País”(los lectores que, como yo, no están suscritos a “elpais.com” podrán leer el texto aquí) en el que Javier Pérez Royo -que no es un abogado de pueblo sino el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla- señalaba lo que intento decir aquí: que la actuación de la fiscalía y del Tribunal Supremo, dirigidos por el gobierno, empujados por una sociedad envenenada de odio, suponía la “liquidación electoral de una minoría” [2]. Yo añado, en consonancia con lo explicado sobre el término Democracia, algo que se infiere directamente de esa afirmación, aunque al señor Pérez Royo le haya parecido seguramente muy violento decirlo: que esto supone también la desaparición de la Democracia en España, en tanto que una característica definidora de cualquier democracia es el sufragio universal y libre.

Esta es la situación a la que nos ha llevado la furia patriótica. La lucha contra el terrorismo de ETA nos ha llevado por el peor camino posible: la violación del Estado de Derecho. La sociedad española no ha sabido conservar la templanza y respetar el espíritu democrático a la hora de responder a la barbarie, y ha respondido con las mismas armas. Sí, las mismas armas, porque a veces es más dulce la muerte que una vida privada de derechos básicos. Naturalmente, todo sufrimiento y todo goce comienza por el haber vida, y privar de la vida es la violación extrema, por eso el derecho a la vida es el primero de los derechos. Pero que nadie se confunda: justo después va el derecho a la libertad. Y vivir privado de él no es mucho peor que la muerte.



[1] El día antes, 18 de Mayo, el profesor de Derecho Administrativo de la Universitat de València, Andrés Boix Palop, había comenzado una serie de posts sobre el caso, que a día de hoy todavía no ha completado, pero por lo ya escrito parece que se pronuncia en la misma dirección que nosotros.

[2] El artículo provocó la réplica de Fernando Savater y la contraréplica del mismo Pérez Royo (de lectura muy recomendada), ambos publicados en la versión impresa de “El País”, ofrecemos los enlaces a los artículos en la web “Tribuna libre”, para los lectores que no estén suscritos a “elpais.com”.

viernes, 4 de mayo de 2007

LA EPIDEMIA DEL TERRORISMO

No sé qué nos pasa a todos últimamente, que nos estamos volviendo terroristas. Todos, unos más, otros menos. Yo, personalmente, ya estoy muy acostumbrado a que me lo digan, que soy un terrorista, en los foros de “El País”, en comentarios que llegan a este blog, en emails de desconocidos; hasta mi novia me dijo el otro día que soy un “terrorista del sexo”, en fin, al final me han convencido y ya lo tengo asumido: soy un terrorista.

El muchacho desequilibrado que hace unos días asesinó a unos estudiantes en EEUU también resultó ser un terrorista. Esta vez no era de Al-Qaeda, era terrorista de sí mismo, conformaba todo él una peligrosa cédula que nació y se inmoló en cuestión de minutos. Se trata, podríamos decir, de un nuevo terrorismo, el “terrorismo fugaz” o “ultrasónico” (se aceptan propuestas para nombrarlo, hoy parece que no estoy muy inspirado).

Nuestra querida España es tierra de terroristas. Ni Aznar se ha salvado de la epidemia, él que tanto ha combatido el terrorismo ha resultado ser él mismo un terrorista responsable de miles de atentados en Irak. Pero se sabe que donde más terroristas hay es en el País Vasco, y, ¡horror!, en las últimas semanas se han revelado ¡casi cien mil! nuevos terroristas, esos que han firmado para tener representación democrática (porque ahora los terroristas se han infiltrado hasta los tuétanos de la democracia, ¡hasta nuestro presidente Zapatero es un terrorista!) en los ayuntamientos, han firmado para apoyar candidaturas de terroristas, luego son terroristas ellos también.

Aquí donde vivo yo, en Italia, tampoco son mancos. Cada vez que hay una manifestación contra de la guerra, de las bases norteamericanas o de la OTAN (cosa que aquí sucede a menudo), las calles se llenan de terroristas, según leemos al día siguiente en los diarios. Sucedió el primero de mayo algo digno de contar: un presentador de televisión, del que nadie sospechaba, se reveló repentinamente como terrorista a causa de algunas cosas que dijo presentando la tradicional gala-concierto que se celebra en Roma con motivo del día del trabajador. Algunos incautos tomaron los comentarios de Andrea Rivera, que así se llama el presentador, como chistes tal vez demasiado satíricos dentro del contexto en que fueron emitidos, ese tipo de gala multitudinaria con presentador gracioso. Afortunadamente, en Italia tenemos al Vaticano, que ejerce una impagable labor de purgación de males sin la que sin duda Italia la Bella se perdería en la más horrible concupiscencia. Fue a través de “L’Osservatore Romano” (ofrezco la noticia, con citas textuales, del diario “La Repubblica”, con traducciones de lo más relevante en nota [*]), el diario propiedad del Vaticano, que todos los italianos pudieron conocer la verdadera condición del presentador Rivera: se trataba de un peligroso terrorista.

Podría seguir hasta el infinito hablando de los nuevos terroristas, antiguas personas normales, o casi, que sin previo aviso cambian de categoría. En fin, creo que lo que mejor pueden hacer los lectores es resignarse a su nueva condición, es algo inexorable que antes o después acabarán convirtiéndose en terroristas. Aunque si de verdad no pueden hacerse a la idea de tan trágico destino, les sugiero que, cuando llegue el momento y comiencen a ser tratados de terroristas, se aferren a la antigua condición que ahora se denomina “terrorista”, y piensen que son, simplemente, personas que piensan diferente.

(*) = Las palabras de Andrea Rivera: “El Papa ha dicho que no cree en el evolucionismo. Estoy de acuerdo, de hecho, la Iglesia no ha evolucionado nunca”, “No soporto que el Vaticano haya rechazado [celebrar] el funeral de Welby [un enfermo terminal que luchó por la eutanasia, consiguiéndola hace 4 meses]. Sin embargo, no ha sido así con Pinochet, con Franco y con uno de la banda de Magliana. Es justo que sea así, junto a Jesucristo no había dos enfermos de esclerosis [la enfermedad de Welby], sino dos ladrones”.

La respuesta de el Vaticano a través de la editorial publicada en “L’Osservatore Romano”: “Es terrorismo alimentar furores ciegos e irracionales contra quien habla siempre en nombre del amor [se refiere al Papa]”, “Es vil y terrorista lanzar piedras esta vez hasta contra el Papa, sitiéndose arropado por los gritos de aprobación de una multitud facilmente excitable [se refiere al público del concierto, en su mayoría jóvenes]”.

viernes, 27 de abril de 2007

UN AÑO DE ESCRITOS CORSARIOS

Permíteme, querido lector, que en el artículo de hoy no analice nada, no te ofrezca nada de lo que estás acostumbrado a encontrar aquí. Hoy prefiero hablar un poco de mí, de nosotros. Hoy es para mí un día de fiesta, y quiero compartirlo contigo, ¡salud!

Hoy se cumple un año de la aparición en la red de este nuevo blog. Fue uno entre los miles que nacen cada día, un año después puedo decir orgulloso que vive todavía y en este arco de tiempo ha ido creciendo, en muchos aspectos: en lectores, en contenidos, y creo que en calidad.

Este blog nació por razones egoístas, como reconocía en mi artículo fundacional. Mi objetivo número uno era ejercitarme en el análisis y exposición de conclusiones, en la reflexión productiva. En esto creo haber tenido éxito, aunque es un proceso que no tiene fin: siempre seguiré mejorando, o ése es mi intento. Lo que yo no sabía (la Experiencia es la madre de la Ciencia, dicen) es que esta mejora, es más ya sólo esta actividad reflexiva no podría haberla realizado regularmente si no fuese gracias a la certeza de ser leído. Al inicio no esperaba, ni me importaba, que nadie estuviese atento a mi blog o que reflexionase sobre lo que yo planteaba: me bastaba escribir para mí mismo, era un proceso que se retroalimentaba. Esto duró muy poco.

Casi todos mis artículos, que el lector lee acabados y brillantes recién salidos de la forja, tienen detrás un trabajo de lectura, estudio y búsqueda más o menos pesado, según el caso: para la confección de algunos he leído antes páginas y páginas de enciclopedias, de otros blogs, de artículos de revistas. Para otros me ha bastado menos. Pero en general requieren un esfuerzo considerable, desde el momento que mi intención no es expresar una opinión personal nacida de un sentimiento pasajero, ni escribir bellos textos que reflejen mi sensibilidad personal. Intento ofrecer al lector herramientas de reflexión, a través de mis propios ejemplos de reflexión hechos usando tales herramientas. Una de ellas, fundamental, es el estudio; y éste es un trabajo que lleva su tiempo. La estructuración lógica y priva de contradicciones de mis textos también, requieren frecuentes relecturas, abstracción de mi propio yo para intentar leer con la conciencia del lector, ajeno a lo que quiero contar y desconocedor de datos que tal vez doy por sabidos.

En definitiva, se trata de un esfuerzo considerable. Y no habría sido capaz de hacerlo sin el esfuerzo de los lectores, de vosotros, que me habéis leído, que habéis apreciado mi empeño, y que os habéis esforzado ulteriormente alimentando la discusión con vuestras reflexiones. El placer de ver mi esfuerzo apreciado y compartido es lo que ha hecho que hoy, un año después, siga aquí todavía escribiendo, estudiando, buscando el modo más claro de decir las cosas, levantando polvaredas, descubriendo falacias, discutiendo, estando de acuerdo o en desacuerdo; y todo ello con esfuerzo, pero sabedor de que vale la pena. Gracias a vosotros. Gracias por haber dado esta riqueza a mi vida, por haberme estimulado a reflexionar, por haberme ayudado a conocer más lo que me rodea, a comprender mejor este mundo. Sinceramente, GRACIAS.

Me despido pidiendo disculpas al lector, porque en anteriores posts había prometido la publicación de una serie de artículos que perfilasen mi noción de “Poder”, y otro con motivo del primer aniversario en que delinease más perfectamente mis principios y metodología que el artículo fundacional de este blog, que cumple ahora de modo incompleto esa función informativa (está disponible para su consulta aquí a la izquierda, en la sección "Presentación"). Lamentablemente no me ha dado tiempo y ya no voy a poder hacerlo por ahora, hoy me despido de los lectores hasta al menos el 7 de Junio, fecha en la que expiran ciertos compromisos de primera prioridad para mí, que me tendrán completamente ocupado.

Muchas gracias por todo lo que he aprendido en este año. Espero que sigamos aprendiendo juntos y logremos penetrar la complejidad del mundo en que vivimos.

Xurxo Ventos

jueves, 26 de abril de 2007

NOSOTROS SOMOS SEÑORES, VOSOTROS SOIS ETARRAS

Pese a que acabo de anunciar que permaneceré en silencio durante un mes, la aparición de una noticia especialmente significativa en “elpais.com” me llama inevitablemente a escribir algo sobre ella.

Entre los titulares de la página principal de elpais.com apareció el siguiente: “Abogado de víctimas llama señor a etarra”. Aparte del desacostumbrado estilo telegráfico, el titular llama la atención porque establece una distinción neta entre dos términos (señor<>etarra), poniéndola en rabioso primer plano para el lector, que no puede sustraerse a ello. No puedo evitar la tentación de hacer un pormenorizado comentario filológico de este titular, excelente periodísticamente hablando.

En este breve enunciado tenemos tres elementos: un sujeto (el abogado), un verbo (la acción de este abogado) y una relación entre dos términos (efecto de esta acción). El sujeto es el elemento menos interesante, su única función es añadir fuerza a la gran aberración que el titular denuncia: que un etarra sea tratado de señor. El carácter aberrante que añade el sujeto es el hecho de que éste sea alguien que, en principio, debería tratar de otro modo al etarra, por su posición (abogado de las víctimas). Señalar este sujeto y presentarlo como desencadenante de la aberración tiene también la segunda intención de atacar al colectivo al que representa, las víctimas, dudando de la sinceridad de su condición de víctimas al dar este honorable trato de “señor” a su enemigo.

En el verbo encontramos ya algo que nos extraña. La acción que merece el honor de conformar el titular es que alguien “llama” algo a alguien. No se trata de una decisión política, un viaje diplomático, ni una declaración de guerra: se trata de que alguien “se ha dirigido” a otra persona utilizando un cierto término, y en esto reside la aberración, el cataclismo, el delito, la ignominia. Y resulta que este término es el que se usa entre las personas que no se conocen, como forma de cortesía: no es un insulto, una ofensa o una ironía, es una convención que expresa el respeto del que habla hacia la persona a la que se dirige. Es este respeto, aplicado a eso que el titular llama “etarra” –palabra despectiva, en fuerte contraste con “señor”-, lo que condena y presenta como colmo de la ignominia el titular de “El País”.

La carga significativa del titular, que he desmenuzado en mi análisis, es asimilada por el lector en lo que le lleva leer la frase: poco más de un segundo. La sensibilidad de éste viene golpeada por la sensación de aberración que el titular transmite. Es más, la aberración no sólo la transmite el titular, sino que él mismo la crea (1). El mecanismo por el cual esta aberración se crea es muy antiguo y se llama “extrañamiento”, así llamado por la escuela formalista rusa (2) en su descripción de las técnicas literarias. De modo muy resumido, se trata de llamar la atención sobre algo tan cotidiano y común que nos pasa desapercibido. La llamada de atención arranca este algo de su contexto y lo devuelve a nuestra percepción como algo completamente extraño. En este caso, algo habitual, como que alguien se dirija a otra persona tratándola de “señor”, viene puesto en primer plano y soportando toda la atención del lector, produciendo el efecto mencionado, primero sorpresa e inmediatamente aberración, escándalo. Pero, ¿qué idea subyace y sustenta esta aberración, este escandalizarse del lector?

Lo sé, la idea está muy clara: que un etarra no es un señor, no se merece el trato de señor. Lo que no está tan claro para el lector es, por un lado, el modo en que este valor connotativo del titular pasa a su conciencia, en virtud de los resortes lingüísticos descritos: de modo tangencial, sin darle la posibilidad de reflexionar sobre la idea ya que ésta no está desarrollada. Y por otro las inmensas implicaciones de esta idea, que aunque no quedan claras para el lector éste las asume sin darse cuenta. Cientos de miles de lectores con esta noticia, otros muchos en noticias parecidas que a diario se cuelan en nuestras conciencias, dando vida con este proceso reiterado a una idea nueva, a una nueva cultura. La idea de que hay dos tipos de seres humanos: la gente de bien y los criminales. Los buenos y los malos. Nosotros y ellos. Nosotros somos señores, ellos son etarras, son terroristas islámicos, son pedófilos, son violadores, son asesinos psicópatas que disparan en una Universidad... pero no son señores, no son personas sino monstruos, y no merecen el respeto debido a las personas. No merecen los mismos derechos que nosotros, que las personas.

Hoy, en España, no merecen el derecho a votar el partido que les representa. No merecen el derecho a pensar de cierta manera: sí a la nuestra, a la que emana de nuestros valores, pero no a otro modo de pensar que considera justificable el recurso a la violencia, que nosotros no toleramos. Aunque no la practiquen –si la practican, no tienen derecho ni a ser tratados con el respeto debido a las personas, como hemos visto-, no tienen derecho a considerarla, deben absolutamente pensar como nosotros.

Hoy, en EE.UU. (que siempre están más adelantados que nosotros), aparte de esas “pequeñeces” a las que en España no consideramos que tengan derecho, esos “otros”, los etarras, los terroristas, los asesinos; no tienen derecho a la dignidad. No tienen derecho a la Justicia, a un abogado y a un juicio justo que determine su responsabilidad con la sociedad. No tienen derecho a casi nada. Sí, estoy hablando de Guantánamo. Y mejor que no tengan derecho a un juicio, porque de encontrárseles culpables, no tendrían ni el derecho primero de todos: el derecho a la vida.

Espero que mi exposición haya llamado la atención del lector sobre la inmensidad de las implicaciones de esa breve frase, “Abogado de víctimas llama señor a etarra”, y que en lo sucesivo esté atento a frases o posicionamientos parecidos, y los rechace enérgicamente. “El País”, trazando una línea neta entre dos tipos de seres humanos, ha sobrepasado un límite que hace años era imposible sospechar que un medio generalista habría superado. Hago notar al lector la extrema gravedad del hecho, y que no es en absoluto algo inaudito en la prensa últimamente. Otro ejemplo de esta diferenciación: todos los actos violentos en Medio Oriente son “ataques terroristas”, ya sean actos de las guerrillas de resistencia anti-ocupación, episodios de violencia tribal o venganzas: porque son simplemente actos de “terroristas”, esos “otros” que no merecen ser considerados personas. Sé que suena fuerte y el lector pensará que exagero: piense de nuevo al titular que he comentado; ésa es la verdadera opinión que transmite la prensa, la que se cuela de modo tangencial y sin darnos cuenta en nuestras conciencias, y que luego permite que todos esos actos violentos sean condenados por pertenecer a ese otro nivel, inferior, de seres humanos. Que permite la diferenciación tácita entre nosotros, gente de bien, y todos esos que no aceptan la democracia y nuestros valores, bárbaros que no tienen cabida en el mundo.

Esta última frase abre el tema de lo que algunos autores han llamado “fundamentalismo democrático”, pero lo trataremos en otra ocasión. Tan sólo espero que este artículo haga reflexionar al lector sobre la gravedad de la tendencia de la prensa en los últimos años, y que piense hacia dónde han llevado en el pasado estas terribles distinciones, y hacia dónde están llevando en EE.UU. hoy en día.

(1) = Sobre el modo en que el lenguaje ejecuta acciones, recomiendo un acercamiento a la teoría de los enunciados realizativos del filósofo del lenguaje J.L.Austin, How to do things with words, ed. Harvard University Press, 1975, y al desarrollo posterior de la teoría llevado a cabo por Jaques Derrida.

(2) = Roman Jackobson y Victor Schklovski son los autores clave de esta corriente crítica.

martes, 24 de abril de 2007

NOTICIAS DE LOS ESCRITOS CORSARIOS

Saludos queridos lectores,

Brevemente me dirijo a vosotros para declarar que tan sólo hace unos días y gracias al comentario de un lector me he dado cuenta de que al acceder a estos mis “Escritos Corsarios” salta un pop-up con una publicidad de Amazon. Declaro que desconozco desde cuándo se produce esta situación –mi explorador, mozilla, la bloquea antes de que aparezca- y cómo es posible que ello suceda, pues no he autorizado, ni autorizaré jamás, ninguna publicidad en esta página. Ayer me he dirigido por email a las empresas que gestionan los dos contadores de esta página preguntándoles si tienen algo que ver en ello, y también me he dirigido al server “Blogger”. Espero poder eliminar esa molesta publicidad en el menor tiempo posible, hasta entonces recomiendo al lector que no le preste la más mínima atención.

Aprovecho para disculparme por mi silencio que dura ya días, ello se debe a que afronto compromisos importantes en este período que me impiden dedicar tiempo al estudio necesario para desarrollar mi actividad crítica, y lamento anunciar que estos compromisos me tendrán impedido para la publicación de nuevos artículos en este foro al menos hasta el 7 de Junio. En este lapso publicaré los comentarios que llegaren, pero no podré responderlos. Asimismo, está prevista la publicación de un artículo el día 27 de Abril para conmemorar el primer aniversario del nacimiento de estos “Escritos Corsarios”. Invito a los muchos lectores recurrentes que todavía no se hayan suscrito al aviso de nueva entrada lo hagan sin temor –sus direcciones de email serán tratadas con absoluta seriedad y respeto a la ley de privacidad-, para evitar tener que consultar a menudo el blog en busca de nuevos artículos, durante estos períodos de escasa actividad mía. Encontraréis el modo de hacerlo en la página de “mi perfil”.

Un cordial saludo y hasta pronto,

Xurxo Ventos

lunes, 16 de abril de 2007

RECTIFICACIONES DE XURXO VENTOS

Escribo este artículo para dar cuenta a mis lectores de una gravísima contradicción entre mis principios y mis consideraciones expresadas en el artículo “Los Mass-Media, la Conciencia, la Libertad... y Jesulín”, de la que supongo que muchos de los que me leen se habrán dado cuenta, y con razón habrán quedado decepcionados leyendo esas consideraciones erróneas. Con este artículo espero redimirme con ellos, disculparme y aprovechar lo malo (el error) para ofrecer algo bueno a mis lectores: el análisis de mi contradicción y lo que me llevó a ella, a objeto de que los lectores puedan reconocer procesos parecidos en sus análisis, y corregirlos.

El artículo, en sumaria síntesis, viene a decir que la libertad de los medios de comunicación (y del uso que el público hace de éstos) es usada por el Poder para controlar la sociedad, por medio de la instauración de unos valores y una línea de pensamiento de la mayoría, y analiza cómo se desarrolla este proceso. Me reafirmo en este análisis, cuya certeza he alcanzado tras el estudio de la sociedad y el cotejo de estudios de otros intelectuales. La afirmación de que no existirá verdadera libertad mientras exista este Poder que la transforma en servicio a sus intereses es una apreciación toda mía –en la que coincido con los teóricos del Anarquismo- que infiero de aquel análisis de la sociedad.

Inmediatamente tras el análisis, paso a mi propuesta acerca del tema de la libertad de opinión en los medios, y aquí hallaremos la contradicción.

Comienzo describiendo la situación ideal en la que se podría confiar en que el público no sucumbiese al control mediático, por haber éste recuperado su conciencia crítica, y describo cómo es posible llegar a este punto: a través de la lectura y la actividad crítica, cuyos impulsores serían en primera instancia los intelectuales –que presuponen por su condición el respeto a la libertad del público a considerarles o no-, por ser quienes teniendo esa conciencia crítica pueden despertarla en quienes no la tienen. “Hay mucho trabajo por hacer”, digo. Y a esa tarea consagro mi tiempo, y hasta aquí me he movido dentro de mis principios. Entonces salta la contradicción:

“Hasta entonces [cuando el público recupere la conciencia crítica], abogo por el control del Estado de los contenidos, ya que la falta de control supone el control de las empresas, es decir del Poder”. Esta afirmación entra en flagrante contradicción con dos de mis principios básicos:

1. Rechazo de toda forma de poder. El control del Estado, aunque en teoría (utópica, señalo a continuación en le artículo, otro disparate) sea una oposición legítima al Poder cuyo fin es la libertad, supone la instauración de otro poder, que por su naturaleza es negativo. Se trata de una contradicción del tipo “la Guerra por la Paz” o los “militares en misión de paz” que tanto he criticado en anteriores artículos. ¿Quién sería este Estado que controla los contenidos? ¿Qué criterios seguiría? Sería un poder, y sin duda se integraría en el Poder.

2. La libertad es un derecho inviolable y primordial, segundo tras el derecho a la vida. El no confiar en el público, privarle de la libertad de consumir la información que desee, por cuanto dañina y esclavizadora pueda ser, supone una contradicción gemela a la anterior: se rechaza la falta de libertad con una falta de libertad. (*)

Por tanto, me desdigo de esta propuesta y declaro como única via de solución al problema del control mediático la actividad crítica compartida con vistas a despertar en toda la sociedad la conciencia crítica destruída por la actividad manipuladora de los medios y alienadora de la dinámica social burguesa.

Ahora quisiera, brevemente, analizar las razones que pudieron llevarme a contradecirme.

En primer lugar creo que tuvo bastante que ver el hecho que el artículo es una respuesta a un lector, y por tanto la iniciativa de escribir no me vino por una reflexión mía, madurada en mi interior y luego expresada en un texto, sino que la dinámica fue –como siempre hago en mis respuestas- ir razonando a medida que voy escribiendo. Creo que al final del artículo, tras el extenso análisis, me encontraba en un callejón sin salida, con mucho texto detrás y ninguna respuesta al planteamiento del lector. La opción correcta, consecuente con mis ideales, me parecía “blanda” o insuficiente tras lo dicho, y creo que suponía que el lector podía esperar una propuesta más contundente tras una exposición en ese tono.

Pero nada de esto justifica contradicción tan aberrante. La razón última creo que sea que, simplemente, me dejé arrastrar por “la parte pasional” del espíritu, por el corazón, por usar una metáfora de larga tradición. Este es un error muy común, y de nefastas consecuencias. Tan sólo considérese si yo fuese un mandatario y me dejase arrastrar hasta el punto de aplicar tales ideas. Es lo que le sucede a Fidel Castro en Cuba, por ejemplo. Castro es un intelectual que ha hecho su análisis y ha llegado a certezas, pero ha equivocado el método de lucha. No es coherente con sus principios. Quisiera liberar al mundo del capitalismo, pero en su intento él mismo se convierte en un elemento opresivo.

La desesperación que fue creciendo en mi interior al narrar la grave situación de la sociedad me produjo frustración e impotencia, y me llevó a tomar una postura violenta e incoherente. Espero que la lectura de la narración que hago de este proceso sirva al lector para identificar procesos parecidos en su toma de posiciones respecto a temas de actualidad, y pueda corregir incoherencias con sus principios y otras desviaciones del discurso lógico, así como reprimir posicionamientos pasionales que desvirtúan completamente cualquier análisis (por ejemplo, sobre la condena a De Juana por publicar unos artículos, opinando sobre lo cuál tanta gente sacaba una y otra vez el tema de sus asesinatos; o sobre la dudosa constitucionalidad de la Ley de Partidos, donde muchos se dejan dominar por el odio por los terroristas y mezclan a ETA con los ciudadanos vascos privados de la posibilidad de votar, etc.).

(*) = Estos principios míos no los encontrará el lector en mi declaración de principios de hace casi un año. Como advierto en ese documento, es justamente el perfilar mis principios uno de los objetivos de este blog, y tras un año de andadura puedo decir que he conseguido mucho en esa línea. Con motivo del primer aniversario de los “Escritos Corsarios”, a finales de este mes, publicaré una nueva edición que incluirá estos principios enunciados hoy, entre otros.

viernes, 13 de abril de 2007

ADELANTE LA EMANCIPACIÓN DE LATINOAMÉRICA

Hoy tenemos una buenísima noticia que celebrar: la República Bolivariana de Venezuela da un paso más en su emancipación del Imperio recuperando para el Estado, para todos sus ciudadanos, la propiedad de los recursos petrolíferos de la nación. Los venezolanos podrán beneficiarse en su vida diaria del aumento del caudal económico de las arcas del Estado que esta recuperada propiedad producirá: mejor sanidad, mejor educación, mejores infraestructuras. Todo pagado con dinero que antes iba a parar a manos de los magnates del petróleo y accionistas minoritarios de sus empresas (que son en cuanquier caso personas acomodadas de los países ricos).

El “dictador totalitario” Chávez lo ha hecho posible, lo que nunca antes ningún mandatario venezolano había logrado. Tal vez ahora vayamos comprendiendo porqué los venezolanos lo votan masivamente, y también por qué las televisiones privadas, propiedad de las multinacionales extranjeras que se han visto privadas de su cuerno de la abundancia, lo atacan permantentemente en sus informativos orquestando feroces campañas de descalificación. Y por qué Chávez, usando los medios legales a su alcance, cierra y acalla la voz de esos altavoces de los enemigos del pueblo, que buscan engañarlo y manipularlo para enfrentarlo con su valedor y que provoquen su caída, para ellos poder recuperar su chorro de petróleo gratuito. Entre los medios que atacan a Chávez con este objetivo se encuentra nuestro “El País”, en cuyas páginas a diario se publican tendenciosos artículos que van de la mofa de las particulares costumbres del presidente al alarmismo más falaz, buscando tergiversas la realidad y tocar las fibras más sensibles del lector con respecto a las libertades, presentando sus medidas (avaladas democráticamente por la población) como pasos hacia el totalitarismo. ¿Qué interés tiene “El País” en Venezuela? Pues que grandes accionistas del Grupo Prisa lo son también de Repsol y Telefónica, empresas que operan en Venezuela. Y siendo un diario muy leído allá, su labor de manipulación no va en saco roto.

La medida de Chávez es gemela a la adoptada por Evo Morales en Bolivia hace una año, que estabiliza una nueva tendencia inédita en Suramérica: la apropiación de los pueblos de los recursos que habrían de corresponderles por derecho, pero que durante más de 500 años de expolio de las potencias económicas europeas y de EE.UU. en ningún momento les pertenecieron.

Quisiera terminar haciendo notar al lector el desacostumbrado tono de la noticia en “El País”, en la que el lector hasta se alegra de la noticia y acaba con una idea favorable de Chávez, cosa que es natural que suceda en noticia tan feliz si los hechos no se tergiversan y el lector tiene un mínimo de moralidad. La redacción es completamente aséptica, informa de los hechos y refiere textualmente las declaraciones de Chávez sin dejar entrever la mínima valoración. Leyéndola, no salía de mi asombro, pero hacia la mitad me desengañé, y al acabar moví el scroll de la ventana para ir al inicio de la noticia y confirmar lo que ya me imaginaba: la noticia la firma EFE (*), no el diario. Parece que el manipulador “sección Venezuela” estaba hoy de vacaciones o enfermo. ¡Vaya día para faltar al trabajo!

(*) = Las agencias de noticias, cuyo servicio es nutrir a los medios de comunicación de información, emiten “teletipos”, que deben referir los hechos con total objetividad. Los diarios se sirven de ellos para imprimirles su sello, seleccionando qué contar de lo que les llega, qué partes de una declaración referir, etc. Si pasan este proceso de reelaboración, en la firma de la noticia va sea el nombre de la agencia que ha proporcionado la información que el redactor del medio que la reelabora. Si va sólo el nombre de la agencia (la opción menos deseable para un medio, pues demuestra que no tiene infraestructura propia para cubrir la noticia), ésta debe ser publicada tal cual es recibida por el diario, sin más modificación que los cortes necesarios para ajustarla al espacio.

jueves, 12 de abril de 2007

LOS MASS-MEDIA, LA CONCIENCIA, LA LIBERTAD...Y JESULÍN

Hoy me ha llegado un brevísimo comentario de un colaborador anónimo a mi anterior post “¿Dónde están los intelectuales?”. Me puse a la tarea de responderle y me encontré tan estimulado que en la respuesta acabé tocando temas de capital importancia, desarrollándolos bastante profundamente. Por ello he decidido publicar esa respuesta como un artículo, en la página principal, en lugar de en la sección de comentarios, para que los lectores que sólo revisan la página de inicio no se lo pierdan. Aquí están, el comentario y mi respuesta:

ALyCie dijo...

Hoy hasta Jesulín, el in presionante, se le pide opinión y la da.

Gracias ALyCie por su comentario, que plantea el tema de la opinión del público, la atención de los medios a estas opiniones, y la autoridad de las mismas, supuesta y efectiva.

Antes de empezar mi respuesta, hago presente que su concisión extrema me confunde porque provoca una pequeña ambigüedad: no puedo estar seguro de si usted lamenta la situación que enuncia o por el contrario la reivindica. Responderé a ambas posibilidades para estar seguro de satisfacerla en cualquier caso.

Si usted reivindica que hasta Jesulín pueda opinar y ser escuchado, supongo que ha interpretado mi artículo sobre la intelectualidad en el mismo sentido que mi amigo Antonio en su intervención, haciendo una lectura errónea del mismo. La remito a mi respuesta al comentario del profesor Antonio, en concreto al punto 1. Si es este el sentido de su comentario, que usted haya advertido un afán de exclusión en mis palabras me pone alerta para tratar de ser más claro en el futuro. He leído y releído mi artículo y me parece que no hay ambigüedad posible, pero lo único cierto es el resultado, por encima de mi percepción o mi intención inicial.

Pero me inclino más a pensar que usted coincida conmigo y se lamente de que los medios presten atención a opiniones que lleven a la confusión de la sociedad. Y a esto respondo.

Conviene que comience declarando mi opinión al respecto.

Mi análisis de la situación de la sociedad a nivel mundial reconoce varios problemas. Uno de los fundamentales es el bajísimo nivel cultural de la población del Occidente desarrollado. En el resto del mundo es todavía más bajo, y esto les lleva de hecho a ser esclavos (la ignorancia, en mi ideario, es casi sinónimo de esclavitud); pero me preocupa casi más la pobreza cultural de Occidente porque es esta sociedad la que dispone de la fuerza y los recursos para mejorar la situación mundial, en la que recae esa responsabilidad y de la que deben partir las iniciativas.

No voy a alargarme analizando las razones del empobrecimiento cultural en Occidente, ni voy a dejar pensar al lector que desconozco la Historia ni la evolución cultural de esta sociedad: reconozco el valor del desarrollo que permitió la alfabetización y escolarización de casi toda la población, así como el acceso masivo a la cultura, en un proceso ascendente desde la Revolución Industrial. Pero también advierto una involución en este proceso en los últimos 20 ó 30 años, que se debe a una evolución natural en las estrategias de control del Poder (que analizaré en otro artículo que será publicado en los próximos días).

En esta involución tienen mucho que ver los mass-media, su desarrollo y su creciente capacidad para llegar a todos. Éstos han sustituido a la literatura en la labor de la formación de la identidad del sujeto (1) por el proceso de identificación con los personajes. Y los héroes de los mass-media, más reales, más cercanos, más bellos; han sustituido a los personajes de la literatura como ejemplo. Y aquí estoy ya hablando de Jesulín, por si alguien se había perdido.

He hablado de formación del sujeto, del “yo”. Este “yo” nuestro incluye también nuestras opiniones (incluye toda nuestra cultura, en el sentido de “hábitos sociales” y “tradición”). Si los mass-media construyen nuestro sujeto (cosa probada), y por tanto nuestras opiniones, que luego se convierten en votos y de ello en decisiones que afectan a nuestra propia vida y a la de los demás, los mass-media tienen una responsabilidad enorme.

¿Quién regula el uso que hacen de esta responsabilidad? ¿El público? No, porque el público carece de la capacidad crítica necesaria para abstraerse de los mensajes que le llegan de los mass-media y poder juzgarlos objetivamente; esto después de un proceso a lo largo de esos 20 ó 30 años en los que se ha destruido su capacidad crítica. Es el Poder quien controla los mass-media, quien decide los contenidos, las opiniones que se transmiten, alimentando un flujo que mueve la maquinaria de la sociedad dentro de los límites que le conviene y que perpetúa esta estructura de dominación. Se trata de la sociedad consumístico-hedonística (nombre que le daba el intelectual italiano Pier Paolo Pasolini, que cito en mi artículo), también llamada sociedad de consumo o sociedad burgués-capitalista, en referencia a la clase dominante, asociada a unos valores determinados, y al sistema económico que la caracteriza.

Las personas que defienden a capa y espada la “opinión libre”, “la posibilidad de todos de opinar”, “que todos puedan alzar la voz”, son sin duda personas cuyo fin es noble, la libertad. Sin embargo, el resultado de sus esfuerzos es muy otro. La libertad que consiguen es utilizada por el Poder para controlar sus conciencias sin que se den cuenta, haciéndoles vivir un sueño de libertad. No hay libertad posible mientras exista el Poder, porque esa existirá en la medida y los términos que el Poder quiera y permita. La Democracia es el gran sueño de libertad de la sociedad Occidental ahora mismo. Pero eso es algo que trataré en mi próxima serie de artículos sobre el Poder, en los que se tratará en profundidad la crisis de la Democracia Representativa.

¿Cómo opera el Poder para convertir lo que era libertad en velado control? Volvamos a Jesulín. Cuando lo vemos por TV hablar con su torpe gramática, en nuestro interior se crea la ilusión de que cualquiera, sin necesidad de cultivarse, puede llegar a ser un “famoso”, que es la transfiguración del héroe clásico en nuestra época de los mass-media. Procesos como este se dan continuamente: el mito burgués del hombre que se hizo a sí mismo, por ejemplo. Los mass-media presentan un universo de ilusiones, de éxitos al alcance de la mano, que empujan al público a aceptar la dinámica y colaborar con su fuerza motriz. Trabajo, produzco, consumo, trabajo, produzco, consumo. Eso por un lado, por el otro destruyen la conciencia crítica, la capacidad de pararse a reflexionar, de preguntarse “el porqué de las cosas” (un abrazo, Antonio). El individuo se convierte así en esclavo de ese flujo, ese debatirse por alcanzar los éxitos que la sociedad propone. No es consciente de ser esclavo, no puede, su capacidad cognitiva ha sido castrada. Alguno estará pensando en la película “Matrix”, y sí, algo se parece. El individuo puede, en este debatirse, llegar a ser feliz o no, y tal vez muchos lo consigan.

¿Por qué rechazo, pues, una dinámica que produce binestar y felicidad? La rechazo ante todo por falsa. Y luego por producir esclavitud: la única libertad posible es tener conciencia de sí mismo y de lo que rodea a uno, ser capaz de percibir la verdad. Sólo entonces existe el libre albedrío, sólo entonces el individuo puede elegir con conciencia propia lo que desea de verdad.

En definitiva, a la luz de todo esto, ¿qué propongo al respecto de las opiniones “libres” de todos en los mass-media? Bien, existe una situación ideal que sería que el propio público pudiese “regular” a los mass-media, rechazando la manipulación, lo falso y lo mezquino, por el simple acto de no prestarle atención: por la ley de oferta y demanda, los mass-media deberían cambiar esos contenidos por otros mejores. Lamentablemente, la sociedad occidental no ha alcanzado la madurez cultural para poder asumir esta responsabilidad. Los valores vigentes en la sociedad (el consumismo hedonístico) vetan completamente esta posibilidad. Hay todavía mucho trabajo por hacer para que se pueda confiar en que el público se protegerá a sí mismo de lo falso y de la manipulación. Usted que me lee ya está haciendo algo: se está interesando por una perspectiva diferente a la omnipresente en los mass-media, está reflexionando, está casi tomando una actitud de hombre libre. Yo que estoy escribiendo ahora, también estoy colaborando, estoy comunicando un análisis, una opinión que revuelve todas las certezas adquiridas sin reflexión por la actividad cultural cotidiana (las conversaciones en el trabajo, escuchar la radio, etc.), que en definitiva fuerza a una reflexión profunda y abstraída del contexto habitual.

Estoy convencido de que Internet, al que llamo “el medio libre”, el primero en la Historia, tiene la potencialidad de contrarrestar la fuerza de control del Poder a través de los mass-media. Si un día, a través de las actividades de reflexión que he descrito, la conciencia del “público” (aquí me refiero a una gran mayoría de la sociedad, consumidora de información emitida por los mass-media) llega a liberarse, recuperando la capacidad crítica, entonces podremos dejar tranquilamente que los medios presenten las vulgaridades y los desatinos que les parezca por televisión, porque no tendrán posibilidad de éxito en su comunicación de la vulgaridad. Hasta entonces, abogo por el control del Estado de los contenidos, ya que la falta de control supone el control de las empresas, es decir del Poder. Hay que señalar que esta opción tiene mucho de utópico, pues el Estado no existe ya en su concepción de “el conjunto de los ciudadanos”, sino que también él se ha convertido en instrumento del Poder, pero afortunadamente aún tiene que disimular un poco y de las concesiones que se derivan de ello nos aprovechamos los ciudadanos.

Sé que abogar por un control del Estado supondrá que se me acuse de ir contra la libertad. Creo que mi exposición aclara que en mi opinión la falta de control no significa libertad, sino control velado del Poder (delinearé a que me refiero con este término tan recurrente en mis artículos próximamente en estos Escritos Corsarios), y que la libertad verdadera es la libertad de conciencia. Sobre esto dejo abierto el debate, que me parece de una centralidad indiscutible.


(1) = Sobre la construcción de la identidad del sujeto, al que quiera saber más, recomiendo Charles Taylor, “Sources o the Self: The Making of the Modern Identity”, editado por Harvard University Press, 1989. No me consta una traducción en español, ni la disponibilidad actual de esta edición. Un breve acercamiento al argumento se encuentra también en Jonathan Culler, “Breve introducción a la Teoría Literaria - Capítulo 8, editorial Crítica, 2000.