viernes, 27 de abril de 2007

UN AÑO DE ESCRITOS CORSARIOS

Permíteme, querido lector, que en el artículo de hoy no analice nada, no te ofrezca nada de lo que estás acostumbrado a encontrar aquí. Hoy prefiero hablar un poco de mí, de nosotros. Hoy es para mí un día de fiesta, y quiero compartirlo contigo, ¡salud!

Hoy se cumple un año de la aparición en la red de este nuevo blog. Fue uno entre los miles que nacen cada día, un año después puedo decir orgulloso que vive todavía y en este arco de tiempo ha ido creciendo, en muchos aspectos: en lectores, en contenidos, y creo que en calidad.

Este blog nació por razones egoístas, como reconocía en mi artículo fundacional. Mi objetivo número uno era ejercitarme en el análisis y exposición de conclusiones, en la reflexión productiva. En esto creo haber tenido éxito, aunque es un proceso que no tiene fin: siempre seguiré mejorando, o ése es mi intento. Lo que yo no sabía (la Experiencia es la madre de la Ciencia, dicen) es que esta mejora, es más ya sólo esta actividad reflexiva no podría haberla realizado regularmente si no fuese gracias a la certeza de ser leído. Al inicio no esperaba, ni me importaba, que nadie estuviese atento a mi blog o que reflexionase sobre lo que yo planteaba: me bastaba escribir para mí mismo, era un proceso que se retroalimentaba. Esto duró muy poco.

Casi todos mis artículos, que el lector lee acabados y brillantes recién salidos de la forja, tienen detrás un trabajo de lectura, estudio y búsqueda más o menos pesado, según el caso: para la confección de algunos he leído antes páginas y páginas de enciclopedias, de otros blogs, de artículos de revistas. Para otros me ha bastado menos. Pero en general requieren un esfuerzo considerable, desde el momento que mi intención no es expresar una opinión personal nacida de un sentimiento pasajero, ni escribir bellos textos que reflejen mi sensibilidad personal. Intento ofrecer al lector herramientas de reflexión, a través de mis propios ejemplos de reflexión hechos usando tales herramientas. Una de ellas, fundamental, es el estudio; y éste es un trabajo que lleva su tiempo. La estructuración lógica y priva de contradicciones de mis textos también, requieren frecuentes relecturas, abstracción de mi propio yo para intentar leer con la conciencia del lector, ajeno a lo que quiero contar y desconocedor de datos que tal vez doy por sabidos.

En definitiva, se trata de un esfuerzo considerable. Y no habría sido capaz de hacerlo sin el esfuerzo de los lectores, de vosotros, que me habéis leído, que habéis apreciado mi empeño, y que os habéis esforzado ulteriormente alimentando la discusión con vuestras reflexiones. El placer de ver mi esfuerzo apreciado y compartido es lo que ha hecho que hoy, un año después, siga aquí todavía escribiendo, estudiando, buscando el modo más claro de decir las cosas, levantando polvaredas, descubriendo falacias, discutiendo, estando de acuerdo o en desacuerdo; y todo ello con esfuerzo, pero sabedor de que vale la pena. Gracias a vosotros. Gracias por haber dado esta riqueza a mi vida, por haberme estimulado a reflexionar, por haberme ayudado a conocer más lo que me rodea, a comprender mejor este mundo. Sinceramente, GRACIAS.

Me despido pidiendo disculpas al lector, porque en anteriores posts había prometido la publicación de una serie de artículos que perfilasen mi noción de “Poder”, y otro con motivo del primer aniversario en que delinease más perfectamente mis principios y metodología que el artículo fundacional de este blog, que cumple ahora de modo incompleto esa función informativa (está disponible para su consulta aquí a la izquierda, en la sección "Presentación"). Lamentablemente no me ha dado tiempo y ya no voy a poder hacerlo por ahora, hoy me despido de los lectores hasta al menos el 7 de Junio, fecha en la que expiran ciertos compromisos de primera prioridad para mí, que me tendrán completamente ocupado.

Muchas gracias por todo lo que he aprendido en este año. Espero que sigamos aprendiendo juntos y logremos penetrar la complejidad del mundo en que vivimos.

Xurxo Ventos

jueves, 26 de abril de 2007

NOSOTROS SOMOS SEÑORES, VOSOTROS SOIS ETARRAS

Pese a que acabo de anunciar que permaneceré en silencio durante un mes, la aparición de una noticia especialmente significativa en “elpais.com” me llama inevitablemente a escribir algo sobre ella.

Entre los titulares de la página principal de elpais.com apareció el siguiente: “Abogado de víctimas llama señor a etarra”. Aparte del desacostumbrado estilo telegráfico, el titular llama la atención porque establece una distinción neta entre dos términos (señor<>etarra), poniéndola en rabioso primer plano para el lector, que no puede sustraerse a ello. No puedo evitar la tentación de hacer un pormenorizado comentario filológico de este titular, excelente periodísticamente hablando.

En este breve enunciado tenemos tres elementos: un sujeto (el abogado), un verbo (la acción de este abogado) y una relación entre dos términos (efecto de esta acción). El sujeto es el elemento menos interesante, su única función es añadir fuerza a la gran aberración que el titular denuncia: que un etarra sea tratado de señor. El carácter aberrante que añade el sujeto es el hecho de que éste sea alguien que, en principio, debería tratar de otro modo al etarra, por su posición (abogado de las víctimas). Señalar este sujeto y presentarlo como desencadenante de la aberración tiene también la segunda intención de atacar al colectivo al que representa, las víctimas, dudando de la sinceridad de su condición de víctimas al dar este honorable trato de “señor” a su enemigo.

En el verbo encontramos ya algo que nos extraña. La acción que merece el honor de conformar el titular es que alguien “llama” algo a alguien. No se trata de una decisión política, un viaje diplomático, ni una declaración de guerra: se trata de que alguien “se ha dirigido” a otra persona utilizando un cierto término, y en esto reside la aberración, el cataclismo, el delito, la ignominia. Y resulta que este término es el que se usa entre las personas que no se conocen, como forma de cortesía: no es un insulto, una ofensa o una ironía, es una convención que expresa el respeto del que habla hacia la persona a la que se dirige. Es este respeto, aplicado a eso que el titular llama “etarra” –palabra despectiva, en fuerte contraste con “señor”-, lo que condena y presenta como colmo de la ignominia el titular de “El País”.

La carga significativa del titular, que he desmenuzado en mi análisis, es asimilada por el lector en lo que le lleva leer la frase: poco más de un segundo. La sensibilidad de éste viene golpeada por la sensación de aberración que el titular transmite. Es más, la aberración no sólo la transmite el titular, sino que él mismo la crea (1). El mecanismo por el cual esta aberración se crea es muy antiguo y se llama “extrañamiento”, así llamado por la escuela formalista rusa (2) en su descripción de las técnicas literarias. De modo muy resumido, se trata de llamar la atención sobre algo tan cotidiano y común que nos pasa desapercibido. La llamada de atención arranca este algo de su contexto y lo devuelve a nuestra percepción como algo completamente extraño. En este caso, algo habitual, como que alguien se dirija a otra persona tratándola de “señor”, viene puesto en primer plano y soportando toda la atención del lector, produciendo el efecto mencionado, primero sorpresa e inmediatamente aberración, escándalo. Pero, ¿qué idea subyace y sustenta esta aberración, este escandalizarse del lector?

Lo sé, la idea está muy clara: que un etarra no es un señor, no se merece el trato de señor. Lo que no está tan claro para el lector es, por un lado, el modo en que este valor connotativo del titular pasa a su conciencia, en virtud de los resortes lingüísticos descritos: de modo tangencial, sin darle la posibilidad de reflexionar sobre la idea ya que ésta no está desarrollada. Y por otro las inmensas implicaciones de esta idea, que aunque no quedan claras para el lector éste las asume sin darse cuenta. Cientos de miles de lectores con esta noticia, otros muchos en noticias parecidas que a diario se cuelan en nuestras conciencias, dando vida con este proceso reiterado a una idea nueva, a una nueva cultura. La idea de que hay dos tipos de seres humanos: la gente de bien y los criminales. Los buenos y los malos. Nosotros y ellos. Nosotros somos señores, ellos son etarras, son terroristas islámicos, son pedófilos, son violadores, son asesinos psicópatas que disparan en una Universidad... pero no son señores, no son personas sino monstruos, y no merecen el respeto debido a las personas. No merecen los mismos derechos que nosotros, que las personas.

Hoy, en España, no merecen el derecho a votar el partido que les representa. No merecen el derecho a pensar de cierta manera: sí a la nuestra, a la que emana de nuestros valores, pero no a otro modo de pensar que considera justificable el recurso a la violencia, que nosotros no toleramos. Aunque no la practiquen –si la practican, no tienen derecho ni a ser tratados con el respeto debido a las personas, como hemos visto-, no tienen derecho a considerarla, deben absolutamente pensar como nosotros.

Hoy, en EE.UU. (que siempre están más adelantados que nosotros), aparte de esas “pequeñeces” a las que en España no consideramos que tengan derecho, esos “otros”, los etarras, los terroristas, los asesinos; no tienen derecho a la dignidad. No tienen derecho a la Justicia, a un abogado y a un juicio justo que determine su responsabilidad con la sociedad. No tienen derecho a casi nada. Sí, estoy hablando de Guantánamo. Y mejor que no tengan derecho a un juicio, porque de encontrárseles culpables, no tendrían ni el derecho primero de todos: el derecho a la vida.

Espero que mi exposición haya llamado la atención del lector sobre la inmensidad de las implicaciones de esa breve frase, “Abogado de víctimas llama señor a etarra”, y que en lo sucesivo esté atento a frases o posicionamientos parecidos, y los rechace enérgicamente. “El País”, trazando una línea neta entre dos tipos de seres humanos, ha sobrepasado un límite que hace años era imposible sospechar que un medio generalista habría superado. Hago notar al lector la extrema gravedad del hecho, y que no es en absoluto algo inaudito en la prensa últimamente. Otro ejemplo de esta diferenciación: todos los actos violentos en Medio Oriente son “ataques terroristas”, ya sean actos de las guerrillas de resistencia anti-ocupación, episodios de violencia tribal o venganzas: porque son simplemente actos de “terroristas”, esos “otros” que no merecen ser considerados personas. Sé que suena fuerte y el lector pensará que exagero: piense de nuevo al titular que he comentado; ésa es la verdadera opinión que transmite la prensa, la que se cuela de modo tangencial y sin darnos cuenta en nuestras conciencias, y que luego permite que todos esos actos violentos sean condenados por pertenecer a ese otro nivel, inferior, de seres humanos. Que permite la diferenciación tácita entre nosotros, gente de bien, y todos esos que no aceptan la democracia y nuestros valores, bárbaros que no tienen cabida en el mundo.

Esta última frase abre el tema de lo que algunos autores han llamado “fundamentalismo democrático”, pero lo trataremos en otra ocasión. Tan sólo espero que este artículo haga reflexionar al lector sobre la gravedad de la tendencia de la prensa en los últimos años, y que piense hacia dónde han llevado en el pasado estas terribles distinciones, y hacia dónde están llevando en EE.UU. hoy en día.

(1) = Sobre el modo en que el lenguaje ejecuta acciones, recomiendo un acercamiento a la teoría de los enunciados realizativos del filósofo del lenguaje J.L.Austin, How to do things with words, ed. Harvard University Press, 1975, y al desarrollo posterior de la teoría llevado a cabo por Jaques Derrida.

(2) = Roman Jackobson y Victor Schklovski son los autores clave de esta corriente crítica.

martes, 24 de abril de 2007

NOTICIAS DE LOS ESCRITOS CORSARIOS

Saludos queridos lectores,

Brevemente me dirijo a vosotros para declarar que tan sólo hace unos días y gracias al comentario de un lector me he dado cuenta de que al acceder a estos mis “Escritos Corsarios” salta un pop-up con una publicidad de Amazon. Declaro que desconozco desde cuándo se produce esta situación –mi explorador, mozilla, la bloquea antes de que aparezca- y cómo es posible que ello suceda, pues no he autorizado, ni autorizaré jamás, ninguna publicidad en esta página. Ayer me he dirigido por email a las empresas que gestionan los dos contadores de esta página preguntándoles si tienen algo que ver en ello, y también me he dirigido al server “Blogger”. Espero poder eliminar esa molesta publicidad en el menor tiempo posible, hasta entonces recomiendo al lector que no le preste la más mínima atención.

Aprovecho para disculparme por mi silencio que dura ya días, ello se debe a que afronto compromisos importantes en este período que me impiden dedicar tiempo al estudio necesario para desarrollar mi actividad crítica, y lamento anunciar que estos compromisos me tendrán impedido para la publicación de nuevos artículos en este foro al menos hasta el 7 de Junio. En este lapso publicaré los comentarios que llegaren, pero no podré responderlos. Asimismo, está prevista la publicación de un artículo el día 27 de Abril para conmemorar el primer aniversario del nacimiento de estos “Escritos Corsarios”. Invito a los muchos lectores recurrentes que todavía no se hayan suscrito al aviso de nueva entrada lo hagan sin temor –sus direcciones de email serán tratadas con absoluta seriedad y respeto a la ley de privacidad-, para evitar tener que consultar a menudo el blog en busca de nuevos artículos, durante estos períodos de escasa actividad mía. Encontraréis el modo de hacerlo en la página de “mi perfil”.

Un cordial saludo y hasta pronto,

Xurxo Ventos

lunes, 16 de abril de 2007

RECTIFICACIONES DE XURXO VENTOS

Escribo este artículo para dar cuenta a mis lectores de una gravísima contradicción entre mis principios y mis consideraciones expresadas en el artículo “Los Mass-Media, la Conciencia, la Libertad... y Jesulín”, de la que supongo que muchos de los que me leen se habrán dado cuenta, y con razón habrán quedado decepcionados leyendo esas consideraciones erróneas. Con este artículo espero redimirme con ellos, disculparme y aprovechar lo malo (el error) para ofrecer algo bueno a mis lectores: el análisis de mi contradicción y lo que me llevó a ella, a objeto de que los lectores puedan reconocer procesos parecidos en sus análisis, y corregirlos.

El artículo, en sumaria síntesis, viene a decir que la libertad de los medios de comunicación (y del uso que el público hace de éstos) es usada por el Poder para controlar la sociedad, por medio de la instauración de unos valores y una línea de pensamiento de la mayoría, y analiza cómo se desarrolla este proceso. Me reafirmo en este análisis, cuya certeza he alcanzado tras el estudio de la sociedad y el cotejo de estudios de otros intelectuales. La afirmación de que no existirá verdadera libertad mientras exista este Poder que la transforma en servicio a sus intereses es una apreciación toda mía –en la que coincido con los teóricos del Anarquismo- que infiero de aquel análisis de la sociedad.

Inmediatamente tras el análisis, paso a mi propuesta acerca del tema de la libertad de opinión en los medios, y aquí hallaremos la contradicción.

Comienzo describiendo la situación ideal en la que se podría confiar en que el público no sucumbiese al control mediático, por haber éste recuperado su conciencia crítica, y describo cómo es posible llegar a este punto: a través de la lectura y la actividad crítica, cuyos impulsores serían en primera instancia los intelectuales –que presuponen por su condición el respeto a la libertad del público a considerarles o no-, por ser quienes teniendo esa conciencia crítica pueden despertarla en quienes no la tienen. “Hay mucho trabajo por hacer”, digo. Y a esa tarea consagro mi tiempo, y hasta aquí me he movido dentro de mis principios. Entonces salta la contradicción:

“Hasta entonces [cuando el público recupere la conciencia crítica], abogo por el control del Estado de los contenidos, ya que la falta de control supone el control de las empresas, es decir del Poder”. Esta afirmación entra en flagrante contradicción con dos de mis principios básicos:

1. Rechazo de toda forma de poder. El control del Estado, aunque en teoría (utópica, señalo a continuación en le artículo, otro disparate) sea una oposición legítima al Poder cuyo fin es la libertad, supone la instauración de otro poder, que por su naturaleza es negativo. Se trata de una contradicción del tipo “la Guerra por la Paz” o los “militares en misión de paz” que tanto he criticado en anteriores artículos. ¿Quién sería este Estado que controla los contenidos? ¿Qué criterios seguiría? Sería un poder, y sin duda se integraría en el Poder.

2. La libertad es un derecho inviolable y primordial, segundo tras el derecho a la vida. El no confiar en el público, privarle de la libertad de consumir la información que desee, por cuanto dañina y esclavizadora pueda ser, supone una contradicción gemela a la anterior: se rechaza la falta de libertad con una falta de libertad. (*)

Por tanto, me desdigo de esta propuesta y declaro como única via de solución al problema del control mediático la actividad crítica compartida con vistas a despertar en toda la sociedad la conciencia crítica destruída por la actividad manipuladora de los medios y alienadora de la dinámica social burguesa.

Ahora quisiera, brevemente, analizar las razones que pudieron llevarme a contradecirme.

En primer lugar creo que tuvo bastante que ver el hecho que el artículo es una respuesta a un lector, y por tanto la iniciativa de escribir no me vino por una reflexión mía, madurada en mi interior y luego expresada en un texto, sino que la dinámica fue –como siempre hago en mis respuestas- ir razonando a medida que voy escribiendo. Creo que al final del artículo, tras el extenso análisis, me encontraba en un callejón sin salida, con mucho texto detrás y ninguna respuesta al planteamiento del lector. La opción correcta, consecuente con mis ideales, me parecía “blanda” o insuficiente tras lo dicho, y creo que suponía que el lector podía esperar una propuesta más contundente tras una exposición en ese tono.

Pero nada de esto justifica contradicción tan aberrante. La razón última creo que sea que, simplemente, me dejé arrastrar por “la parte pasional” del espíritu, por el corazón, por usar una metáfora de larga tradición. Este es un error muy común, y de nefastas consecuencias. Tan sólo considérese si yo fuese un mandatario y me dejase arrastrar hasta el punto de aplicar tales ideas. Es lo que le sucede a Fidel Castro en Cuba, por ejemplo. Castro es un intelectual que ha hecho su análisis y ha llegado a certezas, pero ha equivocado el método de lucha. No es coherente con sus principios. Quisiera liberar al mundo del capitalismo, pero en su intento él mismo se convierte en un elemento opresivo.

La desesperación que fue creciendo en mi interior al narrar la grave situación de la sociedad me produjo frustración e impotencia, y me llevó a tomar una postura violenta e incoherente. Espero que la lectura de la narración que hago de este proceso sirva al lector para identificar procesos parecidos en su toma de posiciones respecto a temas de actualidad, y pueda corregir incoherencias con sus principios y otras desviaciones del discurso lógico, así como reprimir posicionamientos pasionales que desvirtúan completamente cualquier análisis (por ejemplo, sobre la condena a De Juana por publicar unos artículos, opinando sobre lo cuál tanta gente sacaba una y otra vez el tema de sus asesinatos; o sobre la dudosa constitucionalidad de la Ley de Partidos, donde muchos se dejan dominar por el odio por los terroristas y mezclan a ETA con los ciudadanos vascos privados de la posibilidad de votar, etc.).

(*) = Estos principios míos no los encontrará el lector en mi declaración de principios de hace casi un año. Como advierto en ese documento, es justamente el perfilar mis principios uno de los objetivos de este blog, y tras un año de andadura puedo decir que he conseguido mucho en esa línea. Con motivo del primer aniversario de los “Escritos Corsarios”, a finales de este mes, publicaré una nueva edición que incluirá estos principios enunciados hoy, entre otros.

viernes, 13 de abril de 2007

ADELANTE LA EMANCIPACIÓN DE LATINOAMÉRICA

Hoy tenemos una buenísima noticia que celebrar: la República Bolivariana de Venezuela da un paso más en su emancipación del Imperio recuperando para el Estado, para todos sus ciudadanos, la propiedad de los recursos petrolíferos de la nación. Los venezolanos podrán beneficiarse en su vida diaria del aumento del caudal económico de las arcas del Estado que esta recuperada propiedad producirá: mejor sanidad, mejor educación, mejores infraestructuras. Todo pagado con dinero que antes iba a parar a manos de los magnates del petróleo y accionistas minoritarios de sus empresas (que son en cuanquier caso personas acomodadas de los países ricos).

El “dictador totalitario” Chávez lo ha hecho posible, lo que nunca antes ningún mandatario venezolano había logrado. Tal vez ahora vayamos comprendiendo porqué los venezolanos lo votan masivamente, y también por qué las televisiones privadas, propiedad de las multinacionales extranjeras que se han visto privadas de su cuerno de la abundancia, lo atacan permantentemente en sus informativos orquestando feroces campañas de descalificación. Y por qué Chávez, usando los medios legales a su alcance, cierra y acalla la voz de esos altavoces de los enemigos del pueblo, que buscan engañarlo y manipularlo para enfrentarlo con su valedor y que provoquen su caída, para ellos poder recuperar su chorro de petróleo gratuito. Entre los medios que atacan a Chávez con este objetivo se encuentra nuestro “El País”, en cuyas páginas a diario se publican tendenciosos artículos que van de la mofa de las particulares costumbres del presidente al alarmismo más falaz, buscando tergiversas la realidad y tocar las fibras más sensibles del lector con respecto a las libertades, presentando sus medidas (avaladas democráticamente por la población) como pasos hacia el totalitarismo. ¿Qué interés tiene “El País” en Venezuela? Pues que grandes accionistas del Grupo Prisa lo son también de Repsol y Telefónica, empresas que operan en Venezuela. Y siendo un diario muy leído allá, su labor de manipulación no va en saco roto.

La medida de Chávez es gemela a la adoptada por Evo Morales en Bolivia hace una año, que estabiliza una nueva tendencia inédita en Suramérica: la apropiación de los pueblos de los recursos que habrían de corresponderles por derecho, pero que durante más de 500 años de expolio de las potencias económicas europeas y de EE.UU. en ningún momento les pertenecieron.

Quisiera terminar haciendo notar al lector el desacostumbrado tono de la noticia en “El País”, en la que el lector hasta se alegra de la noticia y acaba con una idea favorable de Chávez, cosa que es natural que suceda en noticia tan feliz si los hechos no se tergiversan y el lector tiene un mínimo de moralidad. La redacción es completamente aséptica, informa de los hechos y refiere textualmente las declaraciones de Chávez sin dejar entrever la mínima valoración. Leyéndola, no salía de mi asombro, pero hacia la mitad me desengañé, y al acabar moví el scroll de la ventana para ir al inicio de la noticia y confirmar lo que ya me imaginaba: la noticia la firma EFE (*), no el diario. Parece que el manipulador “sección Venezuela” estaba hoy de vacaciones o enfermo. ¡Vaya día para faltar al trabajo!

(*) = Las agencias de noticias, cuyo servicio es nutrir a los medios de comunicación de información, emiten “teletipos”, que deben referir los hechos con total objetividad. Los diarios se sirven de ellos para imprimirles su sello, seleccionando qué contar de lo que les llega, qué partes de una declaración referir, etc. Si pasan este proceso de reelaboración, en la firma de la noticia va sea el nombre de la agencia que ha proporcionado la información que el redactor del medio que la reelabora. Si va sólo el nombre de la agencia (la opción menos deseable para un medio, pues demuestra que no tiene infraestructura propia para cubrir la noticia), ésta debe ser publicada tal cual es recibida por el diario, sin más modificación que los cortes necesarios para ajustarla al espacio.

jueves, 12 de abril de 2007

LOS MASS-MEDIA, LA CONCIENCIA, LA LIBERTAD...Y JESULÍN

Hoy me ha llegado un brevísimo comentario de un colaborador anónimo a mi anterior post “¿Dónde están los intelectuales?”. Me puse a la tarea de responderle y me encontré tan estimulado que en la respuesta acabé tocando temas de capital importancia, desarrollándolos bastante profundamente. Por ello he decidido publicar esa respuesta como un artículo, en la página principal, en lugar de en la sección de comentarios, para que los lectores que sólo revisan la página de inicio no se lo pierdan. Aquí están, el comentario y mi respuesta:

ALyCie dijo...

Hoy hasta Jesulín, el in presionante, se le pide opinión y la da.

Gracias ALyCie por su comentario, que plantea el tema de la opinión del público, la atención de los medios a estas opiniones, y la autoridad de las mismas, supuesta y efectiva.

Antes de empezar mi respuesta, hago presente que su concisión extrema me confunde porque provoca una pequeña ambigüedad: no puedo estar seguro de si usted lamenta la situación que enuncia o por el contrario la reivindica. Responderé a ambas posibilidades para estar seguro de satisfacerla en cualquier caso.

Si usted reivindica que hasta Jesulín pueda opinar y ser escuchado, supongo que ha interpretado mi artículo sobre la intelectualidad en el mismo sentido que mi amigo Antonio en su intervención, haciendo una lectura errónea del mismo. La remito a mi respuesta al comentario del profesor Antonio, en concreto al punto 1. Si es este el sentido de su comentario, que usted haya advertido un afán de exclusión en mis palabras me pone alerta para tratar de ser más claro en el futuro. He leído y releído mi artículo y me parece que no hay ambigüedad posible, pero lo único cierto es el resultado, por encima de mi percepción o mi intención inicial.

Pero me inclino más a pensar que usted coincida conmigo y se lamente de que los medios presten atención a opiniones que lleven a la confusión de la sociedad. Y a esto respondo.

Conviene que comience declarando mi opinión al respecto.

Mi análisis de la situación de la sociedad a nivel mundial reconoce varios problemas. Uno de los fundamentales es el bajísimo nivel cultural de la población del Occidente desarrollado. En el resto del mundo es todavía más bajo, y esto les lleva de hecho a ser esclavos (la ignorancia, en mi ideario, es casi sinónimo de esclavitud); pero me preocupa casi más la pobreza cultural de Occidente porque es esta sociedad la que dispone de la fuerza y los recursos para mejorar la situación mundial, en la que recae esa responsabilidad y de la que deben partir las iniciativas.

No voy a alargarme analizando las razones del empobrecimiento cultural en Occidente, ni voy a dejar pensar al lector que desconozco la Historia ni la evolución cultural de esta sociedad: reconozco el valor del desarrollo que permitió la alfabetización y escolarización de casi toda la población, así como el acceso masivo a la cultura, en un proceso ascendente desde la Revolución Industrial. Pero también advierto una involución en este proceso en los últimos 20 ó 30 años, que se debe a una evolución natural en las estrategias de control del Poder (que analizaré en otro artículo que será publicado en los próximos días).

En esta involución tienen mucho que ver los mass-media, su desarrollo y su creciente capacidad para llegar a todos. Éstos han sustituido a la literatura en la labor de la formación de la identidad del sujeto (1) por el proceso de identificación con los personajes. Y los héroes de los mass-media, más reales, más cercanos, más bellos; han sustituido a los personajes de la literatura como ejemplo. Y aquí estoy ya hablando de Jesulín, por si alguien se había perdido.

He hablado de formación del sujeto, del “yo”. Este “yo” nuestro incluye también nuestras opiniones (incluye toda nuestra cultura, en el sentido de “hábitos sociales” y “tradición”). Si los mass-media construyen nuestro sujeto (cosa probada), y por tanto nuestras opiniones, que luego se convierten en votos y de ello en decisiones que afectan a nuestra propia vida y a la de los demás, los mass-media tienen una responsabilidad enorme.

¿Quién regula el uso que hacen de esta responsabilidad? ¿El público? No, porque el público carece de la capacidad crítica necesaria para abstraerse de los mensajes que le llegan de los mass-media y poder juzgarlos objetivamente; esto después de un proceso a lo largo de esos 20 ó 30 años en los que se ha destruido su capacidad crítica. Es el Poder quien controla los mass-media, quien decide los contenidos, las opiniones que se transmiten, alimentando un flujo que mueve la maquinaria de la sociedad dentro de los límites que le conviene y que perpetúa esta estructura de dominación. Se trata de la sociedad consumístico-hedonística (nombre que le daba el intelectual italiano Pier Paolo Pasolini, que cito en mi artículo), también llamada sociedad de consumo o sociedad burgués-capitalista, en referencia a la clase dominante, asociada a unos valores determinados, y al sistema económico que la caracteriza.

Las personas que defienden a capa y espada la “opinión libre”, “la posibilidad de todos de opinar”, “que todos puedan alzar la voz”, son sin duda personas cuyo fin es noble, la libertad. Sin embargo, el resultado de sus esfuerzos es muy otro. La libertad que consiguen es utilizada por el Poder para controlar sus conciencias sin que se den cuenta, haciéndoles vivir un sueño de libertad. No hay libertad posible mientras exista el Poder, porque esa existirá en la medida y los términos que el Poder quiera y permita. La Democracia es el gran sueño de libertad de la sociedad Occidental ahora mismo. Pero eso es algo que trataré en mi próxima serie de artículos sobre el Poder, en los que se tratará en profundidad la crisis de la Democracia Representativa.

¿Cómo opera el Poder para convertir lo que era libertad en velado control? Volvamos a Jesulín. Cuando lo vemos por TV hablar con su torpe gramática, en nuestro interior se crea la ilusión de que cualquiera, sin necesidad de cultivarse, puede llegar a ser un “famoso”, que es la transfiguración del héroe clásico en nuestra época de los mass-media. Procesos como este se dan continuamente: el mito burgués del hombre que se hizo a sí mismo, por ejemplo. Los mass-media presentan un universo de ilusiones, de éxitos al alcance de la mano, que empujan al público a aceptar la dinámica y colaborar con su fuerza motriz. Trabajo, produzco, consumo, trabajo, produzco, consumo. Eso por un lado, por el otro destruyen la conciencia crítica, la capacidad de pararse a reflexionar, de preguntarse “el porqué de las cosas” (un abrazo, Antonio). El individuo se convierte así en esclavo de ese flujo, ese debatirse por alcanzar los éxitos que la sociedad propone. No es consciente de ser esclavo, no puede, su capacidad cognitiva ha sido castrada. Alguno estará pensando en la película “Matrix”, y sí, algo se parece. El individuo puede, en este debatirse, llegar a ser feliz o no, y tal vez muchos lo consigan.

¿Por qué rechazo, pues, una dinámica que produce binestar y felicidad? La rechazo ante todo por falsa. Y luego por producir esclavitud: la única libertad posible es tener conciencia de sí mismo y de lo que rodea a uno, ser capaz de percibir la verdad. Sólo entonces existe el libre albedrío, sólo entonces el individuo puede elegir con conciencia propia lo que desea de verdad.

En definitiva, a la luz de todo esto, ¿qué propongo al respecto de las opiniones “libres” de todos en los mass-media? Bien, existe una situación ideal que sería que el propio público pudiese “regular” a los mass-media, rechazando la manipulación, lo falso y lo mezquino, por el simple acto de no prestarle atención: por la ley de oferta y demanda, los mass-media deberían cambiar esos contenidos por otros mejores. Lamentablemente, la sociedad occidental no ha alcanzado la madurez cultural para poder asumir esta responsabilidad. Los valores vigentes en la sociedad (el consumismo hedonístico) vetan completamente esta posibilidad. Hay todavía mucho trabajo por hacer para que se pueda confiar en que el público se protegerá a sí mismo de lo falso y de la manipulación. Usted que me lee ya está haciendo algo: se está interesando por una perspectiva diferente a la omnipresente en los mass-media, está reflexionando, está casi tomando una actitud de hombre libre. Yo que estoy escribiendo ahora, también estoy colaborando, estoy comunicando un análisis, una opinión que revuelve todas las certezas adquiridas sin reflexión por la actividad cultural cotidiana (las conversaciones en el trabajo, escuchar la radio, etc.), que en definitiva fuerza a una reflexión profunda y abstraída del contexto habitual.

Estoy convencido de que Internet, al que llamo “el medio libre”, el primero en la Historia, tiene la potencialidad de contrarrestar la fuerza de control del Poder a través de los mass-media. Si un día, a través de las actividades de reflexión que he descrito, la conciencia del “público” (aquí me refiero a una gran mayoría de la sociedad, consumidora de información emitida por los mass-media) llega a liberarse, recuperando la capacidad crítica, entonces podremos dejar tranquilamente que los medios presenten las vulgaridades y los desatinos que les parezca por televisión, porque no tendrán posibilidad de éxito en su comunicación de la vulgaridad. Hasta entonces, abogo por el control del Estado de los contenidos, ya que la falta de control supone el control de las empresas, es decir del Poder. Hay que señalar que esta opción tiene mucho de utópico, pues el Estado no existe ya en su concepción de “el conjunto de los ciudadanos”, sino que también él se ha convertido en instrumento del Poder, pero afortunadamente aún tiene que disimular un poco y de las concesiones que se derivan de ello nos aprovechamos los ciudadanos.

Sé que abogar por un control del Estado supondrá que se me acuse de ir contra la libertad. Creo que mi exposición aclara que en mi opinión la falta de control no significa libertad, sino control velado del Poder (delinearé a que me refiero con este término tan recurrente en mis artículos próximamente en estos Escritos Corsarios), y que la libertad verdadera es la libertad de conciencia. Sobre esto dejo abierto el debate, que me parece de una centralidad indiscutible.


(1) = Sobre la construcción de la identidad del sujeto, al que quiera saber más, recomiendo Charles Taylor, “Sources o the Self: The Making of the Modern Identity”, editado por Harvard University Press, 1989. No me consta una traducción en español, ni la disponibilidad actual de esta edición. Un breve acercamiento al argumento se encuentra también en Jonathan Culler, “Breve introducción a la Teoría Literaria - Capítulo 8, editorial Crítica, 2000.

miércoles, 11 de abril de 2007

¿DÓNDE ESTÁN LOS INTELECTUALES?

El 14 de Noviembre de 1974, el intelectual y artista Pier Paolo Pasolini publicó, en medio del convulso clima político de los “años de plomo” italianos, un artículo en la portada del “Corriere Della Sera” que habría de pasar a la historia del periodismo italiano, en el que delineaba de modo concluyente el papel del intelectual en la sociedad. En un momento en el que este término se ha maleado tanto, quiero traer a la palestra esta caracterización que Pasolini hace del intelectual a propósito de sí mismo.

“Io so. (…) Io so i nomi delle persone serie e importanti che stanno dietro ai tragici ragazzi che hanno scelto le suicide atrocità fasciste e ai malfattori comuni, siciliani o no, che si sono messi a disposizione, come killer e sicari.
Io so tutti questi nomi e so tutti i fatti (attentati alle istituzioni e stragi) di cui si sono resi colpevoli.
Io so. Ma non ho le prove. Non ho nemmeno indizi.
Io so perché sono un intellettuale, uno scrittore, che cerca di seguire tutto ciò che succede, di conoscere tutto ciò che se ne scrive, di immaginare tutto ciò che non si sa o che si tace; che coordina fatti anche lontani, che mette insieme i pezzi disorganizzati e frammentari di un intero coerente quadro politico, che ristabilisce la logica là dove sembrano regnare l'arbitrarietà, la follia e il mistero.
Tutto ciò fa parte del mio mestiere e dell'istinto del mio mestiere (…)

Ora il problema è questo: i giornalisti e i politici, pur avendo forse delle prove e certamente degli indizi, non fanno i nomi.
A chi dunque compete fare questi nomi? Evidentemente a chi non solo ha il necessario coraggio, ma, insieme, non è compromesso nella pratica col potere, e, inoltre, non ha, per definizione, niente da perdere: cioè un intellettuale.
Un intellettuale dunque potrebbe benissimo fare pubblicamente quei nomi: ma egli non ha né prove né indizi.
Il potere e il mondo che, pur non essendo del potere, tiene rapporti pratici col potere, ha escluso gli intellettuali liberi - proprio per il modo in cui è fatto - dalla possibilità di avere prove ed indizi” (1).


“Yo sé. (...) Yo sé los nombres de las personas serias e importantes que se mueven detrás de los trágicos muchachos que han elegido las suicidas atrocidades fascistas y de los delincuentes comunes, sicilianos o no, que se han puesto a su disposición como asesinos y sicarios.

Yo sé todos estos nombres y sé todos los hechos (atentados a las instituciones y masacres) de que son culpables.

Yo sé. Pero no tengo pruebas. Ni siquiera indicios.

Yo sé, porque soy intelectual, un escritor, que intenta seguir de cerca todo lo que sucede, conocer todo lo que se escribe sobre ello, imaginar todo lo que no se sabe o se calla; que coordina hechos lejanos, que ordena las piezas desorganizadas y fragmentarias en un cuadro político coherente, que restablece la lógica donde parecen reinar la arbitrariedad, la locura y el misterio. Todo ello forma parte de mi condición y del instinto de mi condición (...)

Ahora bien, el problema es el siguiente: los periodistas y los políticos, aun teniendo quizá pruebas, indicios seguro, no dicen los nombres.¿A quién compete decir estos nombres? Evidentemente a quien no sólo tiene el valor necesario, sino que, juntamente, no está comprometido en la práctica con el poder y, además no tiene, por definición, nada que perder: esto es, un intelectual. Un intelectual podría, pues, perfectamente decir en público esos nombres: pero él no tiene pruebas ni indicios. El poder y el mundo que, aún no siendo del poder, tiene relaciones prácticas con el poder, ha excluido a los intelectuales libres –justamente por su naturaleza- de la posibilidad de tener puebas e indicios”.

Coincido con Pasolini en esta consideración de lo que es un intelectual y su actividad. Para mí, lo más importante es el carácter de “ajeno al Poder”: un intelectual jamás se alinea con un grupo político, grupo empresarial o cualquier asociación que disfrute de una situación de poder (2), porque cualquier aproximación a ellos compromete su independencia. El intelectual ejerce su actividad crítica de análisis según dos normas: 1) guiándose únicamente por sus principios, que conoce perfectamente, y de los cuales infiere coherentemente todas sus opiniones, y 2) su objetivo es llegar siempre a la verdad, y si ello no es posible, a un nivel superior de conocimiento que sea lo más cercano posible a la verdad; independientemente de cualquier interés: ya sean los de la sociedad a la que pertenece o los suyos mismos.

De la actividad intelectual así desarrollada, del estudio exhaustivo y profundo de todo lo que se puede conocer del objeto de estudio, y a la vez independiente, libre y desapasionado, surge la valiosa opinión del intelectual. Y este valor le viene justamente del hecho de ser completamente ajena a los grupos de Poder, y por ello más cercana a la verdad, pues no ha sido desvirtuada por el interés (agente consciente) o la pasión (inconsciente). Esta cercanía a la verdad es útil a todos: a los intelectuales y a los manipuladores por igual, a aquéllos para usarla en la búsqueda de otras verdades y a éstos para buscar el modo de tergiversarla; a los que buscan formarse una opinión como a los que desean leer asentimiento borreguil con sus propias opiniones. La verdad siempre es útil, por ser única: la mentira, la falsificación, se la encuentra uno a cada paso. Puede, sí, suceder que no se esté de acuerdo con esta verdad. El que lee la crítica de un intelectual puede resultar en desacuerdo con lo leído, pero si aquél ha actuado en su análisis como un verdadero intelectual, no podrá el lector dudar de la veracidad de esa crítica. No hay que olvidar que un intelectual elabora su análisis a partir de unos principios, y si otra persona parte en su análisis de principios diferentes, llegará a conclusiones también diferentes. Pero lo que diferencia, repito, a la actividad intelectual de la simple opinión es su independencia y búsqueda desinteresada de la verdad: una opinión extraída de un proceso que no sigue las normas de la intelectualidad no podrá nunca superar en verdad a la expresada por el intelectual. Se tratará de una expresión de un grupo humano, un matiz cultural, una verdad útil o condicionada, una construcción hecha con ciertos fines: todo valioso y digno de ser tenido en cuenta –de hecho el intelectual se nutre en su estudio de todo ello-, pero no como verdad, sino como opinión ligada a un determinado grupo o interés.

Esto, desarrollar una actividad intelectual, podría parecer, a priori, algo sencillo. Sin embargo, he de decir que yo he conocido a muy pocos verdaderos intelectuales en mi vida, por no decir ninguno. Y puedo asegurar al lector que he leído bastante, mucho. Sigo buscando a los intelectuales. Porque yo soy un intelectual.

Ayer por la mañana me llegó por correo un manifiesto “contra la crispación política en España”, algunas horas más tarde este mismo manifiesto podía consultarse desde la portada de “elpais.com” (aunque horas más tarde retiró el enlace, de modo que sólo he podido encontrar el texto en este blog), medio de prensa del Grupo Prisa, grupo íntimamente –económicamente, más íntimo no se puede- ligado al PSOE. Este manifiesto estaba “firmado por intelectuales” de la talla de Almodóvar, Almudena Grandes, etc. Fue esta aberrante flexibilidad del término intelectual lo que me movió a escribir este artículo.

“El País” utiliza aquí el término “intelectual” en el sentido de “persona autorizada” que por todo lo que he explicado antes tiene en efecto el término, y ello le sirve para, justamente, “autorizar” y legitimar toda su campaña de defensa del PSOE y en contra del PP. El lector, confundido por el frecuente mal uso del término, tiende a incluir bajo “intelectual” a las personas a las que por su actividad se les presupone una elevada cultura, y en consecuencia una autoridad para opinar muy a tener en cuenta.

Pero sucede que ninguno de los impulsores del manifiesto ni los famosos que lo han firmado son intelectuales, y no lo son porque colaborando en esta iniciativa se comprometen con el Poder: se alinean con el PSOE y en contra del PP (3). Como ya he dicho, ningún intelectual haría una cosa así, por definición: tales actitudes les excluyen de la categoría de “intelectuales”.

Por otra parte, ninguno de los citados en el artículo de “elpais.com” como firmantes o impulsores del “manifiesto” (otra palabra muy devaluada en este caso, pero no voy a entrar en ello) se dedican a la “intelectualidad”, es decir no desarrollan una actividad crítica de las características que he descrito. Muchos de ellos son artistas: cineastas, escritores. El ser artista no implica necesariamente ser intelectual, e intentar hacer pasar a unos por otros tiene mucho de perverso. Pedro Almodóvar, por ejemplo, es un genial artista, historia viviente del Cine, dotado de una sensibilidad particularísima y una expresividad única, pero su actividad no tiene nada de intelectual. Su actividad es creadora. Que sus obras tengan más o menos compromiso político es algo que se comprende en el lenguaje narrativo de su código expresivo (el cine). Sus actividades públicas fuera de la creación de obras de arte geniales se reduce, hasta donde me consta, a la participación en manifestaciones y lectura de manifiestos redactados por otros. Que yo sepa, ni Almodóvar ni Almudena Grandes se han dedicado al estudio y la crítica de la realidad en busca de una verdad, fuera de la verdad artística, que es el mundo autónomo de la ficción pero que poco tiene que ver con el nuestro.

He señalado la inexacta utilización del término intelectual que se usa en los medios últimamente. Pero entonces, ¿quiénes son los intelectuales?

Eso mismo me pregunto yo. Ahora mismo, de las personas que pasan por tales en la vida pública, ni a uno lo considero como tal. Del pasado reconozco a varios: Roland Barthes, Sartre, el mismo Pasolini. Figuras de tan rigurosa intelectualidad no existen hoy en día… ¿No existen? Yo diría que sí.

La respuesta la encontramos en la situación actual del mundo. Nos encontramos en una sociedad en la que el Poder ha alcanzado una capacidad de control desconocida antes en la Historia, gracias al desarrollo tecnológico de los mass-media. El control absoluto de éstos permite al Poder diseñar una sociedad en la que todo está incluido en su órbita: todas las corrientes políticas, todas las culturas y las áreas geográficas, incluso las mismas fuerzas de la oposición más feroz al Poder se mueven dentro de sus límites y bajo la atenta supervisión de éste. Todo está incluido en el Poder. Todo menos los intelectuales.

Empecé diciendo que el intelectual se caracteriza por ser ajeno al Poder y desarrollar su análisis crítico fuera de la influencia de éste. Y es por ello que el intelectual es el enemigo número 1 del Poder, es su bestia negra, es la única verdadera fuerza que escapa a su control y que podría destruirlo. Por ello en los últimos años el Poder ha redoblado sus esfuerzos por eliminar a estos elementos fuera de control, células pequeñísimas pero que podrían causar un cáncer en su mismo seno. La voz de Pasolini se apagó el 1 de Noviembre de 1975: murió en circunstancias extrañas, asesinado por unos desconocidos en lo que se hizo pasar como un crimen de homofobia, pero nunca se aclararon las circunstancias de este crimen. Murió de forma violenta el que durante años había sido el azote del Poder, carismático y genial, y seguido por muchas personas que lo leían sabedores de que no obedecía a nadie. Un elemento extremadamente peligroso cuya actividad intelectual le había hecho pasar ya varios procesos judiciales, sin que éstos consiguieran acallar su voz crítica que desenmascaraba una y otra vez los actores del teatro político de la Italia democristiana. Sólo la muerte pudo apagar su voz.

A Pasolini, que era un artista reconocido internacionalmente y millones de personas esperaban a diario sus “scritti corsari” en la primera página del “Corriere Della Sera”, no se le podía negar un espacio en ninguna tribuna. Hoy en día, el Poder se ha cuidado de que el mercado de la comunicación no deje a ningún intelectual alcanzar tal posición: los que son celebrados como artistas, o lo son demasiado para ocuparse también de la realidad, o están adormecidos por el bienestar lo mismo que los ciudadanos de Occidente, o simplemente no son artistas (y mucho menos intelectuales). Los que son presentados como intelectuales no lo son en absoluto, pues o están vinculados a algún grupo de poder directa o indirectamente (quiero decir por militancia manifiesta o por interés no declarado) o su actividad dista mucho de ser intelectual por no ser coherente con unos principios o no buscar la verdad sino la engañifa.

¿Dónde están, pues, los verdaderos intelectuales? No lo sé. Hace años que los busco. Este blog es un desesperado intento de comunicarme con ellos. Si alguien conoce a alguno, le ruego que me lo presente.

Solo estoy seguro de una cosa: existen, están leyendo y escribiendo, y confío plenamente en que gracias a Internet los encontraré. El primer medio de comunicación libre de la Historia pondrá en comunicación a los intelectuales del mundo y estos pequeños virus desatarán el cáncer que acabará con el Poder: la verdad.

NOTAS:

(1) = El artículo completo de Pasolini (en italiano): http://www.corriere.it/speciali/pasolini/ioso.html

(2) = sobre lo que entiendo por “poder” y por “Poder”, dejo al lector pendiente de una serie de artículos que estoy preparando y que verán la luz en este foro en las próximas fechas.

(3) = me abstengo de comentar el carácter partidista del “manifiesto” comentado, porque me parece algo tan evidente que no necesita de análisis profundo de un intelectual que lo revele.

martes, 10 de abril de 2007

EL PAÍS, CENSURA Y MANIPULACIÓN

Saludos, lector de “elpaís.com”,

Soy Xurxo Ventos.Gracias por interesarte en mi blog. Lamento ya de un golpe de vista decepcionarle, pues a la vista de mi comentario publicado en “elpais.com” tal vez esperaba un tipo de opinión que no encontrará aquí. Ese comentario lo he escrito pensando en lo que “elpais.com” quiere que se publique en su sección de comentarios sólo para poder engañar a la brutal censura con la que filtra los comentarios de sus lectores, y dar así la oportunidad a los lectores del mundo hispano de conocer, por un lado, la actividad manipuladora de “El País” que yo denuncio con el ejemplo claro y demostrado de la censura con la que silencian mis incómodas opiniones; y por otro lado de conocer opinones críticas e independientes –las mías propias y las de otros periodistas “blogeros” y medios independientes a los que ofrezco enlaces en este mi blog- sobre la actualidad que usted y muchísimas personas conocen sólo a través de los medios propiedad del Grupo Prisa y otros medios asociados al Poder en sus diferentes facciones.

Ahora mismo me encuentro escribiendo un análisis detallado de la actividad manipuladora de “El País”, en concreto a través de su fementida “sección abierta” de los comentarios a las noticias. Para que vaya teniendo una idea de qué hablo, le ofrezco el comentario censurado de hoy, y en los posts previos a este encontrará otros ejemplos.

El comentario censurado de hoy, a la editorial sobre la Ley de Publicidad Institucional:

“Siempre lamentándose... Que si la guerra ilegal, que si las recalificaciones... ¿pero no se dan cuenta, hombre, que son ustedes los que legitiman este tipo de "fraudes intolerables" con su voto? Por si no lo sabían, existen otras alternativas de organización de la sociedad. La democracia representativa está en crisis. Tengamos un poco de valentía y fé en nosotros mismos, ha llegado el momento de transformar radicalmente la sociedad. Un poco de valentía también de "El País" para publicar este comentario!”

Como ven, “elpais.com” no tuvo la valentía de publicar mi comentario. Tienen pánico a que los ciudadanos conozcan el modo de reventar el sistema que sostiene la estructura que les coloca en una situación privilegiada, a ellos y a los poderes a los que sirven. Pero no podrán acallar mi voz ni la de los intelectuales que nos estamos organizando a través de Internet, pues no pueden controlar este medio libre. Si usted quiere colaborar en desenmascarar la manipulación informativa, únase a nosotros, participe en este foro con sus comentarios.

Internet ha abierto las puertas para una nueva sociedad. Hay que armarse de valentía y atravesarla.

miércoles, 4 de abril de 2007

CONTINÚA LA CENSURA EN "EL PAÍS"

Como casi cada día, "elpais.com" ha censurado hoy un comentario mío (que ofrezco a continuación) a la editorial sobre la ilegalización de ASB, que con total contundencia y lógica irrefutable revela lo que defienden: la violación de los derechos humanos de los ciudadanos vascos. Publican comentarios a favor de su planteamiento (como las tonterías que tengo que enviar yo para engañar a la censura y dar la posibilidad al lector de llegar a mi blog pulsando en el enlace) o aquellos que disienten con clichés y palabras torpes, pero no el análisis preciso e inequívoco que yo hago. Llamo a los lectores a hacerse la siguiente reflexión: ¿es "El País" un diario independiente, objetivo y plural? ¿O es en cambio un instrumento de un poder oculto, que trata de ofrecer como objetiva una opinión, para imponerla como verdadera e irrefutable?

El comentario censurado:

Con afirmaciones como las que se pueden leer en este editorial no extraña que muchos lectores crean a pies juntillas lo que es una MISERABLE FALACIA: jamás ningún tribunal ha probado vinculación alguna de los integrantes de Batasuna con ETA, es cierto que se han abierto procesos y algunos están en curso, pero de momento nada. "El País" miente en un asunto muy grave diciendo que se ha probado su vinculación con ETA. La verdad es que Batasuna ha sido ilegalizada por no condenar la violencia, cosa que pertenece al ámbito de la opinión, cuya libertad garantiza la Constitución Española y la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU. Que a ningún lector se le escape que el Gobierno, la sociedad española y el diario "El País" están de acuerdo con la violación de estos derechos.

martes, 3 de abril de 2007

CENSURA EN "EL PAÍS"

Ante la implacable censura de hoy en los comentarios a la noticia sobre la investigación de Intervida publicada en elpais.com, me veo obligado a intentar hacer llegar mi voz a los lectores de este diario publicando un comentario falso, inocuo para evitar la censura, con otro nombre y un enlace a mi blog. Si usted que lee esto es uno de esos lectores, le ofrezco a continuación los comentarios censurados por "elpais.com", para que usted mismo vea la mezquindad de este medio, que se jacta de ser independiente y libre, y en realidad se esfuerza en manipular la conciencia de la ciudadanía española, permitiendo la oposición inocua (fascistas pasados de rosca, catetos, etc) para hacer ver que da voz a todo el mundo, mientras censura y silencia los análisis de intelectuales como yo que ponen el dedo en la llaga. Y a continuación, le invito a leer el post que sigue, éste es un desarrollo más profundo de la opinión que elpais.com ha censurado hoy una y otra vez.

Los comentarios censurados son:

A todas las personas que gastaban sus dineros en comprar una buena conciencia: no me dan ustedes ninguna pena. Paguen el precio de su mezquindad, si de verdad querían ayudar, en vez de comprar barato su tranquilidad, lean más prensa y entérense de quienes son los culpables de la situación, no voten a partidos que colaboran con países y organizaciones genocidas como la OTAN, no compren productos de empresas que explotan los recursos de países en desarrollo. En general, no sean tan comodones y LEAN para tener la conciencia que hace falta, la CONCIENCIA CRÍTICA.

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Miguelito (44), estoy de acuerdo. Para los que distinguen entre ONG's aprovechadas y honestas, les digo: el deber de solucionar el problema de la brecha económica es de todos los ciudadanos del primer mundo, y se soluciona con un cambio de conciencia que lleve a un cambio en la estructura económica: ni caridad ni tampoco ayuda al desarrollo, ya que siempre será insuficiente. Son los Estados los que tienen el poder de resolver la situación, y los ciudadanos de esos Estados el deber de exigírselo como punto primero de la lista de objetivos.

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Miguel (52), te lo explico yo: para empezar, leer mucho para llegar a desarrollar una conciencia crítica y no ser víctimas de la manipulación de los medios y de la publicidad. Una vez liberados del yugo del control mediático y disponiendo de la cultura necesaria para analizar las pulsiones que mueven el mundo, toca enfrentarse al poder del capital con la fuerza de la masa y sin generar ninguna violencia: no pagando los impuestos a un Estado que manda soldados a invadir países soberanos, fabrica armas y mantiene un ejército; declarándose en huelga para obligar al capitalista a prosperar éticamente, evitando el consumo de bienes producidos por empresas que explotan y expolian países del tercer mundo, no legitimar con tu voto gobiernos al servicio de las multinacionales. Este es el deber de un ciudadano para "vivir su vida dignamente", como dices tú. Como ves es mucho esfuerzo el que hay que hacer. Ah, y se está tan bien viendo el fútbol y tomando coca-cola, cuando por sólo un euro al día puede uno tener la conciencia tranquila...

SE VENDE BUENA CONCIENCIA

La Fiscalía Anticorrupción ha abierto una investigación a la ONG “Intervida” por desviar fondos recaudados de lo que pagan sus clientes –no pocos, 60 millones de dólares- para otros fines muy diferentes de aquellos por los que estos clientes pagan sus servicios.

La noticia se presenta como una grosera aberración, una terrible inmoralidad. A mí no me parece tanto. Es cierto que, de demostrarse los indicios que se investigan y resultar ciertos tales manejos, la Fundación Intervida habría incurrido en el delito de engañar a sus clientes por el hecho de declararse una fundación sin ánimo de lucro, y por tanto hacer pensar a éstos que todas sus contribuciones serían invertidas en el producto que compran, siendo éste de mayor calidad (un niño más gordito y limpito). En definitiva, los clientes que compran este producto lo hacen pensando que la empresa a la que lo compran funciona como canalizador de capital reinvirtiendo en la mejora del producto todo lo recaudado con la venta: éste es el funcionamiento de “fundación” que se suponía operaba la empresa y ahora se investiga la posibilidad de que se haya violado.

Sin embargo, a mí me parece que el delito de engaño no es tal, pues creo que el cliente acepta en un nivel bajo de conciencia este engaño, de un modo parecido al que una persona con kilos de más que compra barritas de galletas bajas en calorías cree en lo que le dice la empresa que lo comercializa sobre los efectos inmediatos que tendrá en su proceso de adelgazamiento. En este caso este pequeño engaño, esta mentira piadosa que hace que el verdadero provecho de la compra del producto sea la confianza en el engaño mismo no constituye delito, la justicia reconoce que se trata de un pacto entre engañado y engañador de provecho mutuo: ¿por qué entonces habría de ser delito la mentira de que Intervida invierte todo lo que recauda en su producto? La creencia de que la compra de un apadrinamiento ayudará a disminuír el dolor en el mundo es también el sentido último del gesto del comprador, mucho más que el resultado final del mismo, del cual el comprador se interesa bien poco. El engaño puede continuar después, con cartitas y fotos del hermoso niño cada vez más cebado, pero lo que realmente satisface e importa al comprador no es la suerte del niño en cuestión, sino la sensación de que está haciendo algo altruista, de que está compartiendo y haciendo del mundo un lugar mejor: en esta sociedad de consumo, hasta un carácter bondadoso se puede comprar –hace unos años esta bondad se compraba en la Iglesia, y era por cierto más barata, ¡cómo sube la vida!-. Igual que el consumidor de barritas adelgazantes se atiborra de patatas fritas en el McDonald’s tras su desayuno de cereales, el padrino de los desvalidos aplaude las invasiones por el petróleo, gasta cantidades obscenas en las tiendas de moda y en hacer de su casa también un mundo mejor, gracias al Ikea. Al primero no se le indigestarán las patatas pensando que gracias a sus barritas adelgazará un día, y el segundo podrá consumir y darse al lujo pensando que, en todo lo que alcanza a su bolsillo –sin renunciar a su legítimo derecho a la comodidad, ¡que no tiene él la culpa de habera nacido en el primer mundo!-, está contribuyendo a hacer un mundo mejor. Ambos tienen la conciencia tranquila, por uno o dos euros al día, lo que no está nada mal.

Las afirmaciones que hago acerca del perfil psicológico de los compradores de “buena conciencia”, aún siendo generalizaciones, creo que se acercan bastante a la realidad. Me cuesta creer que una persona verdaderamente preocupada por el hambre en el mundo sea tan ingenua como para pensar que alimentar a un niño en particular vaya a solucionar el problema, y si lo que la motiva a apadrinar un niño es lo de “al menos uno comerá”, a parte de confirmar mi análisis sobre los verdaderos motivos, añade un punto de mezquindad a la cosa bastante reprobable. En consecuencia, si las personas en verdad preocupadas por el hambre en el mundo son capaces de llegar a la sencilla reflexión que yo me hago, aquellas que apadrinan un niño no están interesadas en ese problema, sino solamente en lavar su conciencia.

Sucede también que el perfil socio-económico de los clientes de estas empresas camufladas como organizaciones altruistas (el mismo análisis al respecto del cliente vale para la empresa, cambia que la motivación no es la compra de una buena conciencia sino el lucro económico, cosa por otra parte lógica ya que son la parte del vendedor) presenta los caracteres del individuo al que no le interesa para nada la resolución del conflicto del tercer mundo, y con su actividad lo demuestra. Es el mismo tipo social que el consumidor de barritas adelgazantes: el pequeño o medio burgués, de azarosa vida social, dedicado a hacer ver en el grupo humano que le rodea sea su buen aspecto (a la moda, sin kilos de más) que su bondad y preocupación social.

En definitiva, ¿por qué chafarles la buena conciencia a estas personas? Al fin y al cabo han pagado por ella, dinero ganado con el sudor de su frente. Dejémonos de hipocresías y permitamos a las ONG’s que alimentan la miseria vender su producto: es la ley del mercado, hay una demanda de buena conciencia en un mundo que ya no puede ocultar el horror de la rapacidad de Occidente, justo es que esas personas puedan consumir tranquilas sobre la miseria de los demás con la conciencia tranquila.